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Channel: El poeta ocasional

Daniel Rafalovich

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Daniel Rafalovich

Salem



Sonreía y su sonrisa
buscaba algún reparo.
(Quizás sepas
que sus manos de marfil
prohijaban una pócima blancuzca)
El espejo la arrullaba
en sueños sin hogueras
(Recuerdas: la espiral de los sueños
la caída infinita)
A veces canturreaba
en la hora de ensalmos
cuando las sombras
profanaban los rincones.
El imaginario de la aldea
colegía rituales o
con espantada mueca
paladeaba sus cópulas satánicas.
Ella, siempre, sonreía
y en su boca
la savia de mandrágora
estallaba en artificios seminales
que no cesan.



Daniel Rafalovich (1958, Santa Fe, Argentina)

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Gabriela Clara Pignataro

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Gabriela Clara Pignataro

Mareo de invocación 


A la cascada


                    de jazmín



a la pregunta de los días



respondo: practico



el oficio silencioso



de invocar caballos.



                        Pude decir



decapiten esa estatua



vayamos a la guerra



daguen la fruta en la pared,



pero insisto en la lentitud



            permanezco



anzuelada a la furia del torrente



¿Quién vió



la casa incendiándose en el río?



La mueca perversa del dique



¿Quién contó



los zapatos en el pasto?



y no gritó



y se llenó la boca



y durmió sin sobresaltos



¿Cómo sobreviví



al verano de los camaleones?



Todos



me mostraron su faz infecta



el pliegue secreto



de su piel reversa



de amiguitos con escamas



¿Cómo resistí



a la implacable belleza



del llamado de mis muertos?



Invoqué caballos



día tras día



y no obedecieron



vinieron, sin doma



lo presentí perdida en la estepa



en el café negro de un bar del trópico



tuve la revelación, antes del fin del verano



ellos sabían mi nombre:



                         mi corazón es



la ola escondida



en la voz de una piedra



que dice hija quiebra



el bambú rompe el arco



desiste, descansa, destruye



toma la flecha



entonces, partí la caña en dos



la clavé en la tierra



resolví el trayecto



del disparo,



junté las manos



hundí la cabeza.






Para mí, a mis pies



la bala dorada



para los enemigos,



la flecha en la garganta.



Una tropilla oscura



cruza el río:



                         soy yo.



A mis espaldas



el fuego no deja nada,



tan sólo la marca reluciente



la cola del zorro,



el rastro de mi oficio.




Esta es la lanza 




Ahora



que la riestra de pólvora enemiga



encarama la calle



como maleza rastrera



que cuartea los malvones, desangra



y la savia alimenta a las hormigas,



como diente de marfil



en el cuello del magnate



como naufragio anunciado



por el servicio meteorológico



ahora,



que nuestros nombres han sido cantados



(tarde o temprano),



que el milagro sólo ocurre



a los mártires siempre limpios



dignos de la clave de su dogma



los premios y las condecoraciones



cabezas brillantes laureadas



resplandecientes



faros de poder



en esta galaxia de hambreados.






Ahora, soñamos



toda Roma en llamas



los cascos como plumas enardecidas



en la cola de un dragón demente



el humo, balconada de una vera del río



toda Birmania elevada



una falla de la selva, marea



azafrán atestando la milicia,



toda sierra maestra



es una mujer zacateca clareando



la mañana más luminosa



pasando la montaña de trenzas



y tapices sagrados,



ahora, que sabemos



que ni origen ni pecado ni cadena



ni costilla ni moisés ni talón:



todo el peso de la historia



la fábula constrictora



en la nuca de los pueblos,



la fusta del amo autoproclamado



repica bífida y serpentea



los lobos pierden su olfato



la boca del bosque se confunde



en pozos ciegos



dónde refulgen metales asesinos,



los perros amordazados en las casas



son alejados de su ancestro.






Ahora,



ésta es la lanza



la lengua molotov



la pupila en la espalda



el mapa dónde cae el horizonte



la renuncia al espejismo



el puma siempre oculto



el aguará solitario y sediento



la guerra contra el designio:



las naciones-cuerpo alimentarán



las naciones-espíritu



y así será



la supura cristalizada de los tesoros



el progreso prístino de las ideas



intocables



exclusivas



adelantadas dis tan cia d a s



entonces lejos, atrás, cercado



el parque de los magnolios



que portan la insurgencia del verano



perseguida



la bacteria de lo popular



que crece y se hace fuerte



en la memoria residual, latente.






En un valle de diestros



usaremos al revés las armas:



el desprecio que nos regalan



será la distancia ganada,



el tiempo de ventaja



en el pecho de nuestros caballos



cruzando la línea de fuego



con las crines intactas






ésta es la lanza



una anémona de helio



cruzando la noche en destellos



el cadáver de un satélite que late



un buen augurio



un presagio



a la velocidad de luz



que aún no se ve.






Vendrán las lluvias suaves



alguna vez.






Esta es la lanza.




De: "Dos Poemas", Ediciones Arroyo, Arroyo Leyes, Santa Fe




Escama piedra follaje *




I




Me dieron la palabra



                         escama



al nacer,



una hebilla brillante



sujeta el fino cabello



un leve estertor



                 de la luz,



          escama



        (es y no es)



arrastra el código



del cuerpo que abandona



para siempre



escama



el fin de la protección:



una superficie rosada



revela suave



el río seco,



                la herida.




II




Siempre tuve



esta vocación de piedra



          el golpe del agua



          el golpe del viento



          el ramalazo eléctrico



sobre mis costas,



podría mentir y decir



que no:



no hay jeroglíficos



en mis manos



no hay sangre en la raíz,



pero soy una gema



con vocación de piedra



no olvido la lava



                    ni la ceniza



ni al volcán insomne



que estampó en mi frente



la violencia de la vida






Refuljo



y tal vez la sombra



el nudo, la intemperie



se agiganten



en mi reflejo



y alguien grite o sienta pena



pero soy



una piedra en el desierto






                      ya nada me aterra.




III




300 gramos


pesa un corazón humano



y nada dice eso del follaje



que intento,



nada



de las magnolias bordadas



campo adentro



respiran



               inspiran



                                  respiran



se expanden



un corazón demasiado



grandes lluvias se aproximan



el mal de pecho



la luz mala de la carne



ese tajito



el perfume que se va



en cada cosa que pierdo



300 gramos y



¿qué hace el corazón



en estos tiempos?



Puebla



            un mar de autos



las ventanas



el desempleo de las horas



nos sorprende ante el caracol



o la mariposa,



atónitos



gramo a gramo músculos a músculo,



una mano sostiene



                          una valle húmedo



otra mano.






Qué se hace



                  qué se dice



la magnolia



insiste en su gesto luminoso:



abrirse



 en cada noche despiadada,



follaje, follaje, follaje,



bosque precario






el peso de mi cuerpo



el peso de mi amor



exacto



proporcional a la luz



la única encendida en todo el barrio,



esperándome.




*Próximos a publicarse en una antología.


Nací en el '85, una noche calurosa de octubre, en un sanatorio con nombre de continente helado. De ojos orientales y sangre italiana, pasé mi infancia en las horas lentas de un barrio de casa bajas y calles empedradas.
La casa dónde crecí en Floresta fue construida por mi padre y mi abuelo, así como los vestidos que llevaba y ensuciaba al trepar rampas eran cosidos por mi madre. Algo de esa insistencia obrera, analógica, manual, persiste a la hora de tocar las cosas. De abstraer imágenes del mundo.
La poesía apareció como una lanza, un experimento doloroso con el pasado, la muerte cercana. Una lanza de lado a lado, encendiendo la sangre también. Una pregunta sin respuesta a otras preguntas. Sólo imágenes de posibilidad.
Hoy puedo decir que soy docente, que llevo una actriz y una fotógrafa dentro, y a veces salen a jugar. Estudio Artes y Pedagogía. Confío en trabajar por los derechos y la poesía. Publiqué La última oleada se llevó todo menos esto (Editorial Subpoesía 2013), Eso que no se parte es una respuesta (Difusión Alterna, 2014), Muta (Nulu Bonsai, 2014), Floresta (LFS 2015), Esto pasa: Poesía en Buenos Aires (Llanto de Mudo 2015), Tundra (AñosLuz, 2018), Tranco cabelo, cai um raio (Benfazeja, 2018).

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Aino Huusko: "ya que nuestro motor anda con el espíritu santo..."

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Aino Huusko





La mano y mitad de la espalda







Cuando caminamos te gusta

acogerme el medio de la espalda,

por un momento y adivinar

entre mis divisiones, tan marcadas

como pomos sobre los que descansas

tus manos con calma indecisa.



Cantamos baladas sentimentalmente pop

de memoria interpuesta, en diferentes idiomas; un destello inesperado

en el ojo de cerradura. Algo se movía allí. Te gusta,

que nada me sobresalta y después de mucho tiempo, eso me puso a reír.

Esta noche el latido de un reloj solitario se salió a través de unas rajas

poco impermeables y aunque mi péndulo no se paró,

tu compañía fue fácil; un bus en la hora pico como una cuna

de la humanidad, donde una mano alcanzándote no es del robo,

sino de un amigo, que jala mis contradicciones más cerca entre ellas

y dice: “ Mire, ahora” y “Érase siempre”.







Entra mugre







Cuelgo la ropa sucia directamente de una canasta húmeda.

Cuento la cantidad en kilos pasando la factura de mi mano derecha a la izquierda

(una prima un tanto reticente, sin mucho en común).

Barro el fino polvo de afuera diciendo, siéntase como en casa

y piso cada caca de perro con la que las flores florecen en las calles.

El espesor de las huellas se vuelve un tapete o un camino menos deambulado;

Me atrevo a dejar todos los traseros de la familia sin limpiar

y no separo la ropa de llevar de día de la de noche. Visto un olor acre,

como bosque tras un chaparrón, un lago hurgado;

patas arriba con el sedimento en el cielo. La mugre siempre se acomoda sola,

las apariencias entran. Nómbralas en desorden.







Viaje del ego







Horas y horas manejando

y ¿cómo seguir despierta?

El auto, a cacofonía de pop (*)

en la radio, conversaciones,

boletines noticiosos de un minuto

que se repiten ellos mismos como carcasas

segmentando el camino en que conducimos.



Veo, veo que veo

algunas canciones  para cantar,

unos altercados para el camino

burdos mareos de conducción y paradas ¡ya!

para mear. Mi querido copiloto,

estoy demasiado cansada

para discutir.



Difícil compañero

de viaje, no temas tomar

la desviación larga, perder

algo de tiempo o cambiar

el plan original de viaje.

Aun cuando el temor es uno

de tus atributos. No tenemos

prisa de llegar a ningún parte.



Manejar es divertido

y de turnos me mantienes

despierta y medio dormida.

Te necesito, aunque me las arreglaré

y conduzco despacio como un padre debería;

tu reflejo en la ventana.



Guardemos silencio, ganemos pescado.

Mira ese follaje otoñal, esa nevada,

ese lago resplandeciente y la cosecha:

Mezclémonos con esa hilera de camiones  que rezan

cavilemos sobre los vagabundos a pie.

Café por monedas; sus bien asadas personalidades.



Permanezcamos aquí, no necesitamos más gasolina

ya que nuestro motor anda con el espíritu santo.

Duerme cuando desees.

Porque tu carne no requiere disciplina,

sino gentileza.





(*) El auto, a cacofonía de pop..."El carro, a cacofonía de pop..." en el original








KÄSI JA PUOLISELKÄÄ





Kävellessämme sanoit tykkääväsi

laittaa käden keskelle selkääni.

Hetkeksi, tunnustellen kuoppaisuuteni

korostuneisuutta alleviivaten kahtiajakoisuuttani

kuin ovenkahvoja, joilla lepuuttaa kättään

tyynen päättämättömänä.



Lauloimme vaalenpunaista populaarimusiikkia

toistemme muistista ja eri kielillä: Avaimenreiän odottamaton välähdys.

Jokin siellä liikkui. Pidit siitä, ettei minua hätkähdyttänyt mikään

ja minua se hymyilitti pitkästä aikaa. Sinä yönä yksinäisen kellon raksutus

harhaili tiivistämättömistä raoista ulos ja vaikka heiluriliikkeeni ei pysähtynytkään,

seurassasi oli helppo olla: Ruuhkabussi kuin ihmiskunnan kehto,

missä kurottava käsi ei olekaan varkaan vaan ystävän,

joka vetää vastakohtaisuuuksiani yhteen ja sanoo: “Katso nyt” ja

“Olithan aina”.





Toinen puoli ruokaa





Pistän pyykkejä kuivumaan suoraan vettyneestä likapyykkikorista.

Lasken määrän kiloissa. Ojennan laskun oikeasta kädestä vasempaani

(se jäykkäliikkeinen serkku, ei paljon yhteistä).

Lakaisen hienojakoista hiekkaa kaduilta sisälle, sanon: ´Asettukaa taloksi´

ja astun joka koiran kakkaan, joiden takia kukat kukoistavat pientareilla.

Kengänjälkien tiheytymästä käypä matto tai uusi polku:

Jätän kaikki perheen pyllyt pyyhkimättä, sotken rättijärjestelmäni

enkä käytä erikseen yö- ja päivävaatteita.  Haisen väkevältä

kuin metsä armottoman rankkasateen jälkeen; järvi myllättynä,

ylösalaisin, pohjan kuonat taivaissa. Sakka laskee aina,

alkaa näennäisyydet. Nimeä ne ilman järjestelmää.






EGO TRIPPI





Miten pysyä virkeänä

pitkillä ajomatkoilla:

Auton elonääniä hukutetaan

pop radiolla, keskusteluilla,

minuutin tarkoilla uutislähetyksillä,

jotka toistavat itseään kuin maanteitä jaksottavat haaskat.



Laiva on lastattu

yhteislauluilla, reittiriidoilla,

bensan hintapäivityksillä

ja tahdittomilla vessahädillä.  Juuri nyt

en jaksaisi kinastella.

Rakas kartanlukija, nokittava

matkakumppanini, älä pelkää

pitkiä kiertoteitä, kaihda ajankulua

tai kumarra alkuperäistä matkasuunnitelmaa,

vaikka pelko onkin sinulle ominaista.



Matkanteko on mukavaa

ja sinä pidät minua vuoroin hereillä,

vuoroin puoliunessa. Minä tarvitsen sinua,

vaikka jaksan kyllä, ja ajan hiljaa,

olenhan isä; sinun ikkunaheijastuksesi.



Ollaan hiljaa, saadaan kalaa.

Katso tuota ruskaa, tuota lumisadetta,

tuota kimmeltävää järveä ja elonkorjuuta;

tämän valveunen kiitäviä sarjoja.



Liitytään rekkojen rukouspiiriin,

mietiskellään reissumiesten

ja kolikkokahvien ylipaahtunutta olemusta.

Ollaan tässä, ei tarvitse tankata,

käyhän moottorimme pyhällä hengellä

eikä meillä ole kiire mihinkään.



Nuku silloin

kun siltä tuntuu.

Koska kehosi ei tottele kuria,

vaan lempeyttä.








Aino Huusko (Nummela, Finlandia,1980). Poeta, traductora y curadora de eventos poéticos. Obtuvo una Maestría en Escritura de Poesía por la Universidad de Kingston en el Reino Unido (2012). Fundadora y curadora de “Howl” (Londres 2011) y “MUGRE” (Bogotá 2016), ambos una serie de eventos interdisclipinarios con poesía spoken word. Fue seleccionada como poeta en residencia en Aculco Radio de Londres en 2010, invitada al encuentro de VIII Jornadas Universitarias de Poesía de Bogotá y participó como jurador en el II Concurso Regional de Poesía y Cuentos de Alto Magdalena, en colaboracion con Universidad de Cundinamarca, (Colombia 2016 ). En 2015 presentó DIRT, su antología poética con fotografías de Linda Barck, publicado por la galería Andel31, de Copenhague, como parte de la exhibición “Good Works”. Sus poemas han sido incluidos en las antologías Loose Muse: Anthology of New Writing by Women (2013), publicada por Morgan’s Eye Press en Londres y Hallelujah Chorus 2012, publicada por la maestría de poesía de la Universidad de Kingston. En la actualidad se encuentra preparando la traducción de DIRT al español, su antología poética que será publicada en 2017. Su búsqueda es hacer la poesía más popular y accesible a nuevos públicos.




https://primerapaginarevista.com/2017/01/27/poesia-finlandesa-aino-huusko/

Imagen: Pintagram



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Reina María Rodríguez

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Reina María Rodríguez




anochece






anochece sobre las tejas de Madrid

pero en las manos traigo la humedad

de las aguas del Báltico.

todavía húmedas,

frías,

me han quemado con esos verdes que no maduran.

es la travesía desde los ojos de los cisnes

tras una fruta opaca. anochece

y estoy tan cerca de tu cuerpo en una casa extraña

contra los pies que en la madera quieren frotar

una textura adormecida sobre un paisaje irreal

(me han devuelto a la conciencia las palabras

que no están donde sueño o donde miro

busco un sueño donde están las sensaciones

porque ya no hay nada que mirar)

y busco algo que querer antes que la noche

irrite mis párpados que sobre las aguas del Báltico

han bebido toda su humedad. porque también anochece

sin prisa sobre las tejas de Madrid y yo miro

por la abertura oblicua de mi piel

la tuya.







el retrato de un hombre joven (Dresde) 1521







sentado sobre un bloque de madera

ante un fondo caliente, rojo

está ebrio o está dormido

mientras yo trazo un círculo en el punto

de intersección con el eje central que constituye su ombligo

-igual que para el pecho o la cadera estrecha-

que traza también un eje con su pelvis y mi mano.

tengo un modelo señor

el tono claro de sus manos y la carta a punto de caer atrae mirada

la luminosa claridad de la camisa, el rostro

como una cúpula sobre la pirámide del tronco

que, dentro de una estructura formada por diagonales

me hace sentir su frialdad, las raras líneas

que le conceden una presencia inmediata

pero no es verdad. la cabeza que está modelada de adentro

hacia afuera donde resalta el retrato de un joven en madera

siguió en la galería de los Viejos Maestros.

su composición es sencillamente clásica

sólo el blanco luminoso hasta el negro de las botas

llena este cuadro de vida. tenemos ante nosotros a un joven

-que no es Durero- él ya se ha ido. y que consciente de sí mismo, yace

(pluma y pincel sobre fondo verde blanqueado y lavado)










Feria del Libro

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Irene Gruss


https://www.el-libro.org.ar/



El tiempo que demoras en terminar cada cosa

igual al de las cosas a medio hacer.

Nada perturba:

ni la conciencia ni la ensoñación de ver algo

hecho y cerrado.

A modo de hilván y a medias todo. 

Que un límite no cierre lo que no quieres cerrar: parece más vivo

lo inacabado. Allí el vestido sin doblar,

allí los hijos, idos; así un final, como un principio, entremezclado y sucio

de arena del reloj.

Así irresuelta, desparramado un eco, 

la brasa sin atizar. 



Poemas de Irene Gruss, aquí

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Adrienne Rich

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Adrienne Rich



Instantáneas de una nuera





1.





Vos, antes una belleza de Shreveport,

con el pelo teñido de henna y la piel como un capullo de durazno,

todavía te hacés los vestidos copiando los de esa época,

y tocás un preludio de Chopin

del que dijo Cortot: “recuerdos deliciosos

que flotan como un perfume en la memoria.”



Ahora tu mente, se apolilla como torta de casamiento,

cargada de experiencia inútil, rica

en sospecha, rumores y fantasía,

se desmorona bajo el filo del cuchillo

de los hechos. En la flor de la vida.



Exaltada y furiosa, tu hija

enjuaga las cucharas, crece de otra manera.







2.





Al golpear la cafetera en la pileta de la cocina,

oye a los ángeles recriminarle y mira fuera

el cielo sucio más allá de los jardines rastrillados.

Una semana desde que le dijeron: No tengas paciencia.



Lo siguiente fue: Sé insaciable.

Después: Salvate a vos misma, a otra no podés salvar.

A veces deja que el agua de la canilla le escalde el brazo,

o que un fósforo arda hasta quemarle la uña del pulgar,

o deja la mano encima del pico de la pava

justo en el chorro de vapor. Seguro son ángeles,

porque ya nada la lastima, excepto

la arenilla de cada mañana metiéndosele en los ojos.





3.





Una mujer que piensa duerme con monstruos.

Se convierte en el pico que la sujeta. Y la Naturaleza,

ese baúl espacioso de tempora y mores[1]

con la tapa suelta

se llena de todo eso:    los azahares mohosos,

las pastillas femeninas, los pechos terribles

de Boadicea[2] bajo las orquídeas y las cabezas de zorro.



Dos mujeres atractivas, trenzadas en una pelea,

orgullosas las dos, agudas, sutiles, las oigo gritar

detrás del vidrio repartido y las mayólicas

como Furias arrinconadas lejos de su presa:

La disputa ad feminam, ¡todos los cuchillos viejos

que se me oxidaron en la espalda, los clavo en la tuya,

ma semblable, ma soeur![3]





4.





Reconociéndose muy bien una en la otra:

sus dones no son puro deleite, sino una espina,

el pinchazo afilado ante el mínimo desdén...



Leyendo mientras espera

que se caliente la plancha,

escribiendo, My Life had stood —a Loaded Gun—[4]

en esa despensa de Amherst mientras las mermeladas hierven y se pudren,

o más seguido,

con ojos de hierro y pico y dispuesta como un pájaro,

limpiándolo todo en el depósito de la vida diaria.





5.





Dulce ridens, dulce loquens,[5]

se afeita las piernas hasta que relucen

como un colmillo de mamut petrificado.





6.





Cuando con su laúd Corina canta[6]

ni las palabras ni la música le pertenecen;

nada más el cabello largo que le roza

la cara, solamente la canción

de la seda sobre sus rodillas

y estas

se acomodan en un abrir y cerrar de ojos.



En el aire, temblorosa e insatisfecha ante

una puerta abierta, jaula de jaulas,

decinos, pájaro, vos, máquina trágica—

¿esto es el fertilisante douleur[7]? inmovilizada

por el amor, para vos el único acto natural,

¿estás mejor afilada

para violar los secretos de la bóveda? Nuera, ¿La Naturaleza

te mostró los libros de cuentas

que los hijos de ella no vieron nunca?





7.





“Contar en este mundo incierto con algún refugio

que no pueda ser destruido, es

de importancia primordial.”[8]

                                                     Así escribió

una mujer, en parte valiente y en parte buena,

que peleó contra lo que comprendía en parte.

Pocos hombres alrededor hubieran o podrían haber hecho más,

de ahí que la catalogaran de arpía, alimaña y puta.





8.





“Todas ustedes se mueren a los quince”, dijo Diderot,

y se volvió en parte leyenda, en parte convención.

Sin embargo hay ojos incorrectos que sueñan

detrás de las ventanas nubladas de vapor.

Todo lo que pudimos haber sido,

todo lo que fuimos —fuego, lágrimas,

ingenio, gusto, ambición de mártir— agita

deliciosamente, como el recuerdo del adulterio que no fue,

el pecho agotado y fláccido de nuestra madurez.





9.





No que se haga bien,

pero ¿que por lo menos se haga? [9]¡Sí, pensá

en las posibilidades! U olvidate para siempre.

Este lujo de la niña precoz,

la inválida crónica de “el tiempo es oro”,—

Queridas, si pudiéramos,  ¿renunciaríamos a él?

Nuestra ruina resultó nuestra ventaja:

para nosotras el talento fue suficiente—

brillo en borradores y fragmentos.



No suspiren más, señoras.

El tiempo es macho

y en sus copas brinda por la belleza.

Aturdidas por la galantería, oímos

adular nuestras mediocridades,

la indolencia vista como abnegación,

la desidia, como intuición elegante,

se nos perdona cada lapsus, nuestro único crimen

es proyectar una sombra muy nítida

o romper directamente el molde.



Para eso, el aislamiento,

gas lacrimógeno, bombardeos de dolor.

A ese honor hay pocas aspirantes.





10.





Bueno,

tardó mucho en llegar, la que debe ser

más despiadada consigo misma que la historia.

Con la cabeza de lleno en el viento, la veo zambullirse

y atravesar de pecho la corriente,

atrayendo la luz

tan hermosa, al menos como cualquier chico

o helicóptero

suspendida, llegando,

sometiendo el aire con sus aspas finas

pero su carga

no será de promesas,

sino entregada

tangible

nuestra.





Notas de la traductora:



[1] Hace referencia a la sentencia “¡O tempora, o mores!” que acuñó Marco Tulio Cicerón en sus célebres  Catilinarias y que significa, aproximadamente, “¡Oh, tiempos!, ¡oh, costumbres!”.

[2] Forma latinizada de Boudica, reina guerrera de los icenos que acaudilló a varias tribus britanas durante el mayor levantamiento en Inglaterra contra la ocupación romana durante el reinado del emperador Nerón.

[3] Alude al final del poema "Au lecteur", de Charles Baudelaire: “Hypocrite lecteur!—mon semblable—mon frère!” (“¡Lector hipócrita!—mi semejante—¡mi hermano!”).

[4] Título de un poema de Emily Dickinson.

[5]  La frase es de Horacio, en su Oda XXII, “Integer Vitae”, y significa “riendo dulcemente, hablando dulcemente”.

[6] Título de un poema de Thomas Campion (1567–1620).

[7] Charles Baudelaire, “Un Mangeur d'opium”, en Les Paradis Artificiels (1860).

[8] Mary Wollstonecraft. Thoughts on the Education of Daughters (1787).

[9] En relación con la frase de Samuel Johnson “It is not done well; but you are surprised to find it done at all”.





Versión en castellano y notas de Sandra Toro







Snapshots of a daughter-in-law





1.



You, once a belle in Shreveport,

with henna-colored hair, skin like a peachbud,

still have your dresses copied from that time,

and play a Chopin prelude

called by Cortot: “Delicious recollections

float like perfume through the memory.”



Your mind now, moldering like wedding-cake,

heavy with useless experience, rich

with suspicion, rumor, fantasy,

crumbling to pieces under the knife-edge

of mere fact. In the prime of your life.



Nervy, glowering, your daughter

wipes the teaspoons, grows another way.





2.



Banging the coffee-pot into the sink

she hears the angels chiding, and looks out

past the raked gardens to the sloppy sky.

Only a week since They said: Have no patience.



The next time it was: Be insatiable.

Then: Save yourself; others you cannot save.

Sometimes she’s let the tapstream scald her arm,

a match burn to her thumbnail,

or held her hand above the kettle’s snout

right in the woolly steam. They are probably angels,

since nothing hurts her anymore, except

each morning’s grit blowing into her eyes.





3.



A thinking woman sleeps with monsters.

The beak that grips her, she becomes. And Nature,

that sprung-lidded, still commodious

steamer-trunk of tempora and mores

gets stuffed with it all:       the mildewed orange-flowers,

the female pills, the terrible breasts

of Boadicea beneath flat foxes’ heads and orchids.



Two handsome women, gripped in argument,

each proud, acute, subtle, I hear scream

across the cut glass and majolica

like Furies cornered from their prey:

The argument ad feminam, all the old knives

that have rusted in my back, I drive in yours,

ma semblable, ma soeur!





4.



Knowing themselves too well in one another:

their gifts no pure fruition, but a thorn,

the prick filed sharp against a hint of scorn…

Reading while waiting

for the iron to heat,

writing, My life had stood —a Loaded Gun—

in that Amherst pantry while the jellies boil and scum,

or, more often,

iron-eyed and beaked and purposed as a bird,

dusting everything on the whatnot every day of life.





5.



Dulce ridens, dulce loquens,

she shaves her legs until they gleam

like petrified mammoth-tusk.





6.



When to her lute Corinna sings

neither words nor music are her own;

only the long hair dipping

over her cheek, only the song

of silk against her knees

and these

adjusted in reflections of an eye.



Poised, trembling and unsatisfied, before

an unlocked door, that cage of cages,

tell us, you bird, you tragical machine—

is this fertilisante douleur? Pinned down

by love, for you the only natural action,

are you edged more keen

to prise the secrets of the vault? has Nature shown

her household books to you, daughter-in-law,

that her sons never saw?





7.



“To have in this uncertain world some stay

which cannot be undermined, is

of the utmost consequence.”



                                              Thus wrote

a woman, partly brave and partly good,

who fought with what she partly understood.

Few men about her would or could do more,

hence she was labeled harpy, shrew and whore.





8.



“You all die at fifteen,” said Diderot,

and turn part legend, part convention.

Still, eyes inaccurately dream

behind closed windows blankening with steam.

Deliciously, all that we might have been,

all that we were —fire, tears,

wit, taste, martyred ambition—

stirs like memory of refused adultery

the drained and flagging bosom of our middle years.







9.



           No that it is done well, but

that it is done at all? Yes, think

of the odds! or shrug them off forever.

This luxury of the precocious child,

Time’s precious chronic invalid,—

would we, darlings, resign it if we could?

Our blight has been our sinecure:

mere talent was enough for us—

glitter in fragments and rough drafts.



Sigh no more, ladies.

                                 Time is male

and in his cups drinks to the fair.

Bemused by gallantry, we hear

our mediocrities over-praised,

indolence read as abnegation,

slattern through styled intuition,

every lapse forgiven, our crime

only to cast too bold a shadow

or smash the mold straight off.



For that, solitary confinement,

tear gas, attrition shelling.

Few applicants for that honor.





10.



                                                         Well,

she’s long about her coming, who must be

more merciless to herself than history.

Her mind full to the wind, I see her plunge

breasted and glancing through the currents,

taking the light upon her

at least as beautiful as any boy

or helicopter,

                     poised, still coming,

her fine blades making the air wince

but her cargo

no promise then:

delivered

palpable

ours.









Adrienne Rich (1929, Baltimore / 2012, Santa Cruz, Estados Unidos de Norte América)

Traducción: Sandra Toro Smith

Fuente: http://el-placard.blogspot.com/

Imagen: Mahabahoo



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Luljeta Lleshanaku

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Luljeta Lleshanaku


Fresco



Ahora no hay gravedad. La libertad no tiene sentido.
No peso más que un cabello
sobre un cuello almidonado.
Unos labios se encuentran en la elipsis al final de una confesión
asfixiante; en la arena, un cangrejo cierra herméticamente sus pinzas
y da un paso adelante y dos pasos a la derecha.
Hace mucho tiempo que me rompí por primera vez en un temblor
con el toque de tus dedos;
no más timidez, no más curación, no más muerte.
Ahora soy ligera como una pluma india, y puedo fácilmente alcanzar la luna,
una luna limpia como el sexo de un ángel
en los frescos de la iglesia.
A veces puedo incluso ver asteroides muriendo como zánganos
en éxtasis por su amor, su reina.



El tejado de la casa de la mujer loca



Es medianoche, y el trabajador que vuelve
del segundo turno en la fábrica de conservas
comprueba qué fuerzas le quedan

tirando piedras contra las tejas
de la casa de la mujer loca.

«¡Malditos seáis todos, hijos de puta!»,
maldice desde el interior.

Ella es la historia, incapaz de culpar a nadie.
Ella es la llave maestra, la maldición colectiva
en una noche que apesta a sardinas y enzimas.



Se apresuran a morir



Mueren uno tras otro;
echar paladas de tierra sobre ellos se ha vuelto tan normal
como espolvorear sal sobre el pan.

Son de la misma generación, mi familia, o más exactamente, de una época,
y los hijos de una época son como los perros amarrados al trineo:
en búsqueda del oro
o corren juntos o caen juntos.

No es matemático,
pero se parece más a los peines, los peines que doman la rebelión de cualquier cabello
después de un flirteo loco frente a un espejo.



Luljeta Lleshanaku

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Luljeta Lleshanaku


Fresco



Ahora no hay gravedad. La libertad no tiene sentido.
No peso más que un cabello
sobre un cuello almidonado.
Unos labios se encuentran en la elipsis al final de una confesión
asfixiante; en la arena, un cangrejo cierra herméticamente sus pinzas
y da un paso adelante y dos pasos a la derecha.
Hace mucho tiempo que me rompí por primera vez en un temblor
con el toque de tus dedos;
no más timidez, no más curación, no más muerte.
Ahora soy ligera como una pluma india, y puedo fácilmente alcanzar la luna,
una luna limpia como el sexo de un ángel
en los frescos de la iglesia.
A veces puedo incluso ver asteroides muriendo como zánganos
en éxtasis por su amor, su reina.



El tejado de la casa de la mujer loca



Es medianoche, y el trabajador que vuelve
del segundo turno en la fábrica de conservas
comprueba qué fuerzas le quedan

tirando piedras contra las tejas
de la casa de la mujer loca.

«¡Malditos seáis todos, hijos de puta!»,
maldice desde el interior.

Ella es la historia, incapaz de culpar a nadie.
Ella es la llave maestra, la maldición colectiva
en una noche que apesta a sardinas y enzimas.



Se apresuran a morir



Mueren uno tras otro;
echar paladas de tierra sobre ellos se ha vuelto tan normal
como espolvorear sal sobre el pan.

Son de la misma generación, mi familia, o más exactamente, de una época,
y los hijos de una época son como los perros amarrados al trineo:
en búsqueda del oro
o corren juntos o caen juntos.

No es matemático,
pero se parece más a los peines, los peines que doman la rebelión de cualquier cabello
después de un flirteo loco frente a un espejo.




Ron Padgett: Poema de amor

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Ron Padgett



Tenemos muchísimos fósforos en casa.

Siempre  los  tenemos  a  mano.

En  este  momento  nuestra marca  favorita  es  Ohio  Blue  Tip,

aunque  antes  preferíamos  las  Diamond.

Eso  fue  antes  de  descubrir  los  Ohio  Blue  Tip.

Tienen  paquetes  perfectos,

cajas  duras  en  azul  claro  y  oscuro  y  etiquetas  blancas

con  palabras  grabadas  con  forma  de  megáfono,

como  para  decirle  más  alto  al  mundo

“Acá  está  el  fósforo  más  hermoso  del  mundo,

sus  cuatro  centímetros  de  pino  suave  coronados

por  una  cabeza  rojo  oscuro,  tan  sobria  y  furiosa

y  decidida  siempre  a  estallar,

y  encender,  quizás,  el  cigarrillo  de  la  mujer  que  amás,

por  primera  vez,  y  ya  nada  nunca

vuelve  a  ser  igual.  Todo  eso  te  vamos  a  dar».

Eso  es  lo  que  me  diste,  yo

soy  el  cigarrillo  y  vos  el  fósforo  o  yo

el  fósforo  y  vos  el  cigarrillo,  quemándonos

con  besos  que  arden  hacia  el  cielo.









Love Poem







We have plenty of matches in our house

We keep them on hand always

Currently our favourite brand

Is Ohio Blue Tip

Though we used to prefer Diamond brand

That was before we discovered

Ohio Blue Tip matches

They are excellently packaged

Sturdy little boxes

With dark and light blue and white labels

With words lettered

In the shape of a megaphone

As if to say even louder to the world

Here is the most beautiful match in the world

It’s one-and-a-half-inch soft pine stem

Capped by a grainy dark purple head

So sober and furious and stubbornly ready

To burst into flame

Lighting, perhaps the cigarette of the woman you love

For the first time

And it was never really the same after that

All this will we give you

That is what you gave me

I become the cigarette and you the match

Or I the match and you the cigarette

Blazing with kisses that smoulder towards heaven









Ron Padgett (1942, Tulsa, Estados Unidos de Norte América)

De: "Cómo ser perfecto", Zindo&Gafuri, 2018

Traducción: Aníbal Cristobo y Patricio Grinberg



Enlaces en español:


Enlace en inglés: 




Imagen: New York Times





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Ender Rodríguez

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Mirada


A Noelia

He visto una nube amamantar jaurías de babosa
no he visto en cambio a la noche atragantarse de pezones ardiendo
y aún sin verlo sabría cuándo calla un útero al viento

¿Has visto a un hombre amamantar diez hijos y morir menstruando
arroyos de ginebra?

¿Intuirías en el aliento de una madre ese espinoso crujir de madrugadas?

¿Has imaginado a un niño pez desactivar almas de mariposa en el
columpio al dormirse?

¿Besarías a un moribundo jabalí mientras gime su último cántico para
desdoblar su aura?

Me pregunto por las angustias de un atolondrado desierto
la premura de un ánima en su portal de sabuesos
o por el trueno que la sangre deja al rezar

De hecho entregaría mis ojos a la hambrienta parca
con tan sólo saborear en rocíos el rumbo umbilical
de mi asesinada abuela en el hospital



Ellos


A Diana


Ella
de su vagina salían muchos cangrejos rosados y verdes con amarillo y
arrastraban fuego en la baba que dejaban
llegaban a sus pies mordidos y desilachaban las uñas como a un pastel

Él
de su pequeño pene salían animales hambrientos y perros tragafuegos
y el silencio les era insoportable así que entre los pelos del cuerpo
se arrastraban lentamente

Ella
su madre murió de espalda con las piernas abiertas sin estallar magnolias
los niños de la muerte lamían sus orejas en la hora exacta

Él
murió como su padre angustiado viendo agujeros en el alma de su otro yo
No supo nada más

El hombre invisible sin manos se extinguió colgado de su último orgasmo



Ender Rodríguez (1972, San Cristóbal, Venezuela)


Escritor y artista multidisciplinario. Licenciado en Educación Integral.


Ha publicado: Cantos del origen (2001, CONAC); El sofá de Beatrice (2006, CENAL); Primavera cero (IPASME, 2007); Creactivo I (BARIQUÍA , 2007); Rabo de Pez Nuevos idiomas en la creación formato e-book (FEUNET, 2014), Ex sesos y asa res Borrones para textos no tan perversos (CENAL, 2016), El Blues de la Parca cuentos grotescos (AMAZON, 2017) y Creactivo II (AMAZON, 2017) entre otros publicados en internet, y en físico como coautor. http://enderodrigueznomeempoeme.blogspot.com/

Envio de Ender Rodríguez


Michal Habaj

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Michal Habaj



Destino del humano



una infinita noche polar: cayó sobre el paisaje: el paisaje vasto:
tú y yo: vagamos uno dentro del otro: en medio de las tinieblas:
que envolvieron al mundo: cortina de la muerte cortina del
vacío:
has visto un pájaro volando en el cielo: has visto una corza
arrojarse sobre el matorral: has visto el agua del manantial
el aire respirable: has visto el mundo fuera del monitor:
¿cuándo fue la última vez cuándo fue la última vez?: córtame un
pedazo
del teclado: del alajú más dulce: toca
la pantalla: de la piel más suave: el cielo está adentro para
siempre:
en el escafandro: caminamos en las tinieblas: el guante dentro
del guante:
los ojos detrás del parabrisas: te gusto dilo
te gusto: el ordenador aún no me ha hecho tal pregunta:
¿la aprendió él de nosotros o nosotros de él?:
en medio del planeta muerto: en medio del universo
inhóspito: solo amar es posible: amar, únicamente.




The fate of man 



polar night without end: has fallen upon the land: upon the broad land:
you and I: we stray each in the other: amidst the darkness:
that has shrouded the world: drape of death drape of emptiness:
you have seen a bird fly in the sky: you have seen a doe
hop into the thicket: you have seen spring water
and breathable air: you have seen a world beyond the monitor:
when did you last when did you last: break me off a bit
of the keyboard: of the sweetest gingerbread: touch
the screen: the most delicate skin: heaven is forever within:
in a space suit: we are walking in darkness: glove in glove:
eyes behind protective glass: do you like me tell me
do you like me: my computer has not asked me this question before:
he has heard it from us or we have heard it from him:
amidst the dead planet: amidst the inhospitable
universe: one can maybe only just love: only love from the heart.



[Alajú: dulce de origen árabe con forma de torta]



Michal Habaj (1974, Bratislava, Eslovaquia)
Traducción del eslovaco: Lucía Duero 
Texto original en inglés
Fuente: https://ed-argonautica.blog/2019/04/19/cinco-poemas-de-michal-habaj/

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Franco Buffoni

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Bajo la estatua del constructor de barcos de guerra



Bajo la estatua del constructor de barcos de guerra
la canoa más grande tiene un motor de diésel,
hasta atraviesa el canal
el puente en que han dejado
su huella los camiones que intentaban pasar,
lleva hasta un centenar de soldaditos
en un ritual eslavo bizantino.
El culto se había difundido
en las provincias de más allá de Sava
con la Virgen en medio del retablo,
el mantel puesto a secar
y plasmada sobre un cuadrado rojo
la marca alemana de una radio.
«¿Son ostras, comandante?»,
preguntó contemplando el cesto
el joven teniente,
«Son veinte kilos de ojos de serbios,
obsequio de mis hombres»
contestó sonriente el coronel. Tenía
junto a la mesa del despacho
los ojos que los croatas
habían arrancado a sus rehenes.


Yo no vuelvo la cara, tú sí notas


Yo no vuelvo la cara, tú sí notas
si están detrás de mí, me están siguiendo
y asomas desde el balcón la regadera.
Como se desprendía de los mapas
y libros catastrales,
el tapón ovalado para el agua
que había frente a la pista de boxeo
-perros guardianes entre las cancelas
y una humedad de río que se abreera el único no rectangular.
Tenía que saltar cuando pasara
ningún segundo antes ni después.



En Patagonia los leones marinos 


De cuando Lévi-Strauss dijo a Sartre
que hacía falta empezar a estudiar al hombre
sin sus particulares privilegios.


En Patagonia los leones marinos
De cuando Lévi-Strauss dijo a Sartre
que hacía falta empezar a estudiar al hombre
sin sus particulares privilegios.
En Patagonia los leones marinos
pasan sobre la playa dos meses cada año,
las leonas paren.
Los machos pesan unos cuatrocientos kilos,
las hembras cien, lo cual hace imposible toda lucha.
Pocos días tras el parto, al que asisto en diferido,
cuando aún la leona se encuentra amamantando,
es codiciada por un león autre
–no hay pertenencia de hembra
si no es durante el acto–
y separada del pequeño, que a su vez
atrae la mirada de otro león.
Y aquí la escena se desdobla en la ribera:
de un lado la leona, retenida a la fuerza
por el primer león, de otra el pequeño
a merced del segundo, que lo sacude cuanto quiere.
A esa edad –dice aquí el comentarista–
es muy fácil que los leones jóvenes
confundan a un pequeño con la hembra.
Unas horas después el pequeño está exánime.
El león, claro está, no quería matarlo
–pues si esa hubiera sido su intención
podría haberlo hecho en un segundo–.
Fue sólo inexperiencia,
el tributo que paga la especie al desarrollo.
La madre –libre al fin– recupera el minúsculo cadáver.
También yo he visto gatos gordos comer recién nacidos,
a sus hijos incluso, sé que entre tiburones
hasta puede pasar que el más grande
se coma al hermanito antes del parto
in ventri matris.
Desde el día en que bodas, juicios, aras
dieron piedad a las humanas fieras
para sí y para otros...
pienso en el niño que en Turín golpeó
hasta la muerte el padre, un veinteañero,
porque lloraba y le impedía dormir,
en prueba de que una raíz del mal
es zoológica. El mal que experimenta
la rata que es de una manada
y llevan al territorio
de otra manada de ratas.
Horripilante.


Sotto la statua del costruttore di navi da guerra


Sotto la statua del costruttore di navi da guerra
La più grande canoa ha il motore diesel,
Attraversa persino il canale
Il ponte basso coi segni dei camion
Che tentarono di passare,
Trasporta fino a cento fantaccini
Di un rito bizantino slavo.
Il culto si era diffuso
Nelle province ecclesiastiche oltre Sava
Con la madonna al centro della pala,
la tovaglia stesa ad asciugare
E su un riquadro rosso ad ombreggiare
La marca tedesca di una radio.
«Sono ostriche, comandante?»
Chiese guardando il cesto
Il giovane tenente,
«Venti chili di occhi di serbi,
omaggio dei miei uomini»
Rispose sorridendo il colonnello.
Li teneva in ufficio
Accanto al suo tavolo.
Strappati dai croati ai prigionieri


Io non mi volto, tu te ne accorgi


Io non mi volto, tu te ne accorgi
Se mi stanno dietro mi pedinano
E dal balcone sporgi l'annaffiatoio.
Come risultava dalle mappe
E dai sommarioni catastali
Il tombino ovale con il gallo
Della palestra di pugilato -
I cani da guardia tra i cancelli
E un umido di fiume che si apre -
Era l'unico tra tanti a rettangolo.
Doveva saltare al passaggio
Non un secondo dopo né prima.


In Patagonia i leoni marini


Di quando Lévi-Strauss disse a Sartre
che bisognava cominciare a studiare l'uomo
senza particolari privilegi.

In Patagonia i leoni marini
Due mesi all'anno stanno sulle spiagge,
Le leonesse partoriscono.
I leoni pesano circa quattrocento chili,
Le leonesse cento. Questo rende impossibile ogni lotta.
Pochi giorni dopo il parto a cui assisto in differita,
Mentre ancora allatta, una leonessa
Viene concupita da un leone autre
– Non vi è appartenenza di femmina
Se non nell'atto –
E separata dal piccolo, che a sua volta diviene
Oggetto di attenzione di un altro leone.
Qui la scena si sdoppia sulla riva,
Da una parte la leonessa, trattenuta a forza
Dal primo dei leoni, dall'altra il piccolo
In balìa del secondo che lo sbatacchia come vuole.
A quell'età – commenta il giornalista –
È facile che un giovane leone
Scambi il piccolo per femmina.
Un paio d'ore dopo il piccolo è esanime.
Naturalmente il leone non voleva ucciderlo –
se quella fosse stata la sua intenzione
Avrebbe potuto farlo in un secondo –
È stata solo inesperienza,
Il tributo che la specie paga alla sua crescita.
La madre intanto – liberata – recupera il cadaverino.
Anch'io ho visto gatti grossi mangiarsi dei neonati
Persino loro figli, e so che tra gli squali
Può avvenire che il più grosso
Divori il fratellino prima ancora del parto
In ventri matris.
Dal dì che nozze e tribunali ed are
Diero alle umane belve esser pietose
Di se stesse ed altrui...
Penso all'infante picchiato a Torino
A morte dal padre ventitreenne
Perché piangeva, non lo lasciava dormire
A conferma del fatto che una radice del male
È zoologica. Il male che accade
Al ratto di una certa tribù
Se introdotto nel territorio
Di un'altra tribù di ratti.
Agghiacciante.



Azucena Salpeter

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Los puentes de Madison



La señorita Zito no soporta las cortinas
todas las mañanas tiembla con el cisne del pintalabios
se sostiene de las alas del sombrero
cruza el viejo puente abandonado
ata una cinta roja a la armadura de hierro
guarda en el corpiño la de ayer
a medianoche cena con candelabros
acaricia a los gritos la cinta del pecho
me hace fuck you
sonríe a Clint Eastwood.



§



"Imagine", dijo John Lennon

Y me regaló seis paltas
las puse en la frutera al lado de los limones

son negras y brillantes
todavía cerradas al tacto
nadie sabe qué guardan
no cantan del modo habitual


son más negras que los
cabellos del mar
tienen un mechón rojo en la sien
sin embargo al lado de los limones
emiten cierto resplandor.




Milagro de una pájara para el siglo XXI





Una anciana
florista de la plaza Cibeles


Afirma que una
pájara migra tras los océanos de su cerebro


Y gracias al
viento Norte


Pudo superar
antes que el Concorde


Los 15.000 km
del canto de amor de las ballenas


De modo que vino
a caer justo al lado del balde de lluvia


En la escuela de
Pozo del Tigre


A la hora exacta
de servir los 40 jarros de mate cocido y galleta


Ave raris

Esta pájara
Las rodillas
iguales a las de mi abuela


A pura guitarra
sobrevuela el Aconquija los patios de San Telmo


Los aguaribay y
yerba santa


Sin pronunciar
un discurso ni una fórmula


Para multiplicar
el pan y los peces


Acampa en el
Pilcomayo junto a mujeres que bañan niños de verdad


Al margen de la
historia


Pero de tanto en
tanto


Improvisa nombres
que caen como ungüentos para el alma


Ybirapitá, por
ejemplo


No es un
satélite ni un país


Ni siquiera un
comando secreto


Ni son cartas
credenciales de un diplomático tuerto


Ybirapitá


No es una orden
al mérito ni un escudo nuclear


Pero ¿quién no
se va a curar las arritmias de león enjaulado


Bajo la fronda
valseada del Ybirapitá?




No corras como loca por Venecia




Quería ser Fred
Astaire


pegaba tapitas
de cerveza en los zapatos


cantaba
somewhere my love


iba de Lwów a
Venecia


el bolso
abultado de mapas como plegarias


pasaportes
picoteados por la nieve


nombres en idish
y en lunfardo


fotos de grullas
en las partidas de nacimiento


vestida entera
de papelitos arrugados


desplegados en
la mesa de la cocina y vuelta a arrugar


una mariposa en
el puño del corazón


abrió la
ventanilla


rasgó un pedazo
de pollera


y me colgó hilos
tiernos a modo de corbata


te alcancé un
ramo de rosas de zapallo en papel madera


para que me
escribas


al menos tengas
a quién contar


si hay paz

si encontraste
los pájaros perdidos


el país de la
mariposa


de la boca del
puño del corazón


por lo menos las
rosas de zapallo en papel madera


saben escuchar


como el sombrero
de Dios


ahora


que el andén
comenzó a marchar en sentido contrario


igual que la
eternidad


todavía estoy
aquí


agitando la
corbata


para que me
sepas


no corras como
loca por Venecia


con tapitas de
cerveza en los zapatos


nunca te voy a
abandonar.



Babas del diablo



Hace unos años
yo cuidaba el jardín de otra manera.
Estaba atenta a las chinches de las lechugas
a las arañitas rojas del tomate.
En la noche cazaba caracoles y babosas
en las tardes colgaba móviles
para espantar a los pájaros que comen las frutillas.
Tenía un plan perfecto para la siembra
todo muy bien organizado y correcto
para enfrentar la vida.

Hasta que me dije
por qué razón hablar continuamente con las lavandas,
ellas también, como cualquier humano
necesitan estar a solas.
Las semillas que se esparcen por sí mismas
eligen el lugar apropiado y crecen felices
como los poemas
cuanto más libres
más responsables de su propio destino.
De manera que ahora cuido el jardín
sólo cuando me necesita.
Riego si hay sequía
por ahí sujeto alguna tomatera
o cubro los canteros si hay granizo.

Ahora vienen miles de pájaros amigos
a ovillar babas de diablo.




Frutos rojos




Abrió la jaula
se desató las trenzas el vestido


se sentó a mi
lado


a tejer las olas
del telar


tensó hilos
aflojó nudos


me enseñó a
nadar a respirar


a leer por
transparencia a correr


faisanes en la
niebla


me lavó los ojos
sacudió las mantas


me dió de beber
nenúfares del Nilo


comimos frutos
rojos


y ya no tuve
dudas


contó que alguna
vez alguien la engañó


pero ahora le da
risa


que no le gusta
que le saquen fotos


el amor es éso.

Azucena SapelterAzucena  Salpeter (1942, Formosa, Reside en La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina )
Enlaces:
http://www.tuertorey.com.ar/php/autores.php?idAutor=316


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Héctor Giuliano

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No soles ni escalpelos


Que impiden el paso

De carros triunfantes,


En el zócalo de la tierra


Sombras y mentiras granizan.






L


la realidad sus partes


sustancia de vastas superficies


me enfrasqué


descripción puntual de apariencias


efecto sobreimpreso


variantes incompatibles


prolijo valor explicativo


transición del modo verbal


gracioso cuello renacentista


refutación de Astrea.


Descolgué una oreja


dubitación codificada


virtud dormitiva.






Wake up!






Escamas en el cuerpo amenazado,


Amarillos repliegues;


Ya no hay hijos


Tan vivaces que gocen


De perros desgarrados.






Dentro de tu corazón


El arroyo


Fluye.


Soneto


Que lastima


El alba en Pérsepolis.





Héctor Giuliano (1947, Murazzano, Piamonte, Italia. Reside en Argentina)








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Idea Vilariño

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Idea Vilariño

O fueron nueve



Tal vez tuvimos sólo siete noches
no sé
no las conté
cómo hubiera podido.
Tal vez no más que seis
o fueron nueve.
No sé
pero valieron
como el más largo amor.
Tal vez
de cuatro o cinco noches como ésas
pero precisamente como ésas
tal vez
pueda vivirse
como de un largo amor
toda una vida.




No hay nadie


No estoy
no esperes más
hace tiempo me he ido
no busques
no preguntes
no llames que no hay nadie.
Es una loca brisa de otros días
que gime
es un pañuelo al viento
que remeda señales.
No llames
no destroces tu mano
golpeando
no grites no preguntes
que no hay nadie
no hay nadie.




Tan arduamente el mar...



Tan arduamente el mar,
tan arduamente,
el lento mar inmenso,
tan largamente en sí, cansadamente,
el hondo mar eterno.
Lento mar, hondo mar,
profundo mar inmenso...

Tan lenta y honda y largamente y tanto
insistente y cansado
ser cayendo como un llanto, sin fin,
pesadamente,
tenazmente muriendo...

Va creciendo sereno desde el fondo,
sabiamente creciendo,
lentamente, hondamente, largamente,
pausadamente,
mar,
arduo, cansado mar,
Padre de mi silencio.




María Belén Sánchez

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Quietud





En un bastidor

mi cuerpo

espera

ser cosido

por el tiempo

y sus hilos invisibles.





Reconocimiento





Con un hilo rojo

me bordo

las uñas

de los pies



ahora

me pertenecen.





Transparencia





Todavía se ven hilos

bajo las cicatrices

antiguas heridas

en silencio.





Definición





Cicatriz:

enredadera o

puente tejido



puntadas de la memoria.





Temporal





Río mental

la corriente arrasa

y levanta los últimos hilos

que te sujetan

a mi memoria.





Búsqueda





Para mirar adentro

cosí mis párpados

ojos cerrados

mirando



lejos.















María
Belén Sánchez
(1984, Santa Fe, Argentina) Es Profesora en Letras
egresada de la Universidad Nacional del Litoral. Estudió fotografía y participó
en diversas Muestras Fotográficas. Coordina Talleres Literarios y proyectos de
formación artística donde las letras se amalgaman con las fotografías. Las
palabras y las imágenes han sido las principales líneas que interpelan en forma
permanente su producción literaria. 
Publicó “Costuras” su primer libro de poesía (Modesto
Rimba, 2018). 
Actualmente reside en la capital de la provincia donde se
desempeña como docente en escuelas secundarias públicas.


Envio de María Belén Sánchez

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Carl Rakosi: "Ago. 7, 1972"

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Carl Rakosi


Ago. 7, 1972



El otro día
                  estaba tipeando Ago. 7, 1972
y olvidé
                  poner la minúscula.
Instantáneamente un mensaje
                                                apareció
que circula usualmente
sólo entre los de su propia clase:
                                               AGO. &, !( &@.
Tenía el aura de lo impenetrable.
                                                                   De hecho,
no necesitaba ser entendido en absoluto,
incluso si concernió a los seres humanos.
Ése fue su mayor encanto.
                                                En síntesis
estaba basado
                                       en lo incondicional,
uno de los atributos de la belleza.



Aug. 7, 1972



The other day
                       I was typing Aug. 7, 1972
and forgot to
                       drop to lower case.
Instantly a communication
                                                    appeared
which circulates ordinarily
only among its own kind:
                                    AUG. &, !( &@.
It had the allure of the impenetrable.
                                                     In fact,
it didn't have to be understood at all,
even on whether it cared for human beings.
That was its greatest charm.
                                               In short
it was grounded
                       on the unconditional,
one of the attributes of beauty.



Versión topográfica de la orina de mi perro

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ahora, ocioso,
paseo a mi perro
en horas desacostumbradas.
Incómodo, (o algo así, no definido)
por la frecuencia de mis circunstancias
en los ojos de los demás.
Bordeamos otra vez el paredón rojo
y me detengo
para crear la versión topográfica
de su orina. Una isla,
un archipiélago donde brama el mar
y azota al acantilado.
La isla se extiende
sobre un país siempre en ciernes.
Más que la lámpara del asceta o una siesta,
necesito un estruendo.
Ahora ocioso
y repetido en los ojos de enfrente,
algún día me llamaré “aquel
que paseaba el perrito…”




Pedro DonangeloPedro Donangelo (Buenos Aires, Argentina)
Otros poemas, aquí

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Jane Hirshfield: Sin embargo una hora puede tener proporción y forma...

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Jane Hirschfield


Mis proteínas



Han descubierto, dicen,
la proteína del escozor—
péptido natriurético cerebral—
y que viaja por su propio sendero
a lo largo de mi columna vertebral.
Como lo hacen el dolor, el placer y el calor.

El cuerpo por lo que se ve es una autopista,
un cruce de autovías
bien diseñado, bien trazado.
Parte de mí va hacia el norte, parte hacia el sur.

El noventa por ciento de mis células, han descubierto,
no son parte de mi propio ser,
sino de otros seres que viven dentro de mí.

Del mismo modo que el noventa y seis por ciento de mi vida no es mía.

Además yo, por lo que dicen, soy ellos—
mis bacterias y mis hongos,
mi padre y mi madre,
abuelos, amantes,
mis conductores hablando por el móvil,
mis metros y mis puentes,
mis ladrones, mi policía
que persigue a mi yo noche y día.

Mis proteínas, aparentemente también yo,
pliegan las camisas.

Encuentro en esta metrópolis abarrotada
un rincón tranquilo
en el que con piezas de Lego no-yo construyo
un banco,
palomas, un sandwich
de pan de centeno, queso y mostaza.

Es yo y no es yo
el hambre
que hace bueno al sandwich.

No es yo luego es,
el sandwich—
un misterio que ninguno de nosotros
puede doblar, desdoblar ni consumir.



Mis ojos



Una hora no es una casa,
una vida no es una casa,
no vas de una a otra como si
hubiera una puerta que las conectase.

Sin embargo una hora puede tener proporción y forma,
cuatro muros, un techo.
Una hora puede caerse como un vaso.

Hay quien quiere calma como hay quien quiere pan.
Hay quien quiere dormir.

Mis ojos fueron
hacia la ventana, como perro o gato dejado a solas.



En mi cartera llevo una tarjeta



En mi cartera llevo una tarjeta
que declara que tengo el poder de legalizar un matrimonio.

En mi cartera llevo una tarjeta
que declara que puedo conducir.

En mi cartera llevo una tarjeta
que le dice a los comerciantes que deben confiar en que les pagaré.

En mi cartera llevo una tarjeta
que asegura que puedo tomar prestado un libro en la ciudad en la que vivo.

En mi mano llevo una tarjeta.
Sus líneas declaran que no tengo tarjetas, ni coche,
ni estado, ni dinero.

Es liviana y sin aristas.
Me nombra miembro de la Orden de Cuantos Morirán.



Lejos de casa, pienso en los poetas exiliados



Lejos de casa
leí a poetas exiliados
–Ovidio, Brecht.

Luego, esa noche dejé los libros
a los pies de mi cama.

Toda la noche fingieron ser la gata.

Ni una sola vez
la desperté.



Jane Hirschfield (1953, New York, Estados Unidos de Norte América)
Fuente: https://www.elcultural.com/blogs/rima-interna/2015/08/cuatro-poemas-de-jane-hirshfield/
Traducción: Martín López-Vega
Imagen: Oregon Live
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Derek Mahon: "Pero las colinas son aún las mismas..."

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Derek Mahon


Sobrevidas



para James Simmons






1









Me despierto en un piso oscuro

al rugido suave del mundo.

Los pájaros se besuquean sobre los techos

blancos mientras corro las cortinas

y miro a Londres

fresca de lluvia a la luz de la mañana.






Este es nuestro elemento, las brillantes

razones por las cuales confiamos

en las soluciones a largo plazo.

Los oradores parlotean y hay armas

que suenan en una calle secundaria;

pero sigue viva la fe




de que en nuestro tiempo estas cosas

sorprenderán a los que estudian

en escuelas no sectarias

y de que los lugares oscuros arderán con amor y poesía

cuando prevalezca el poder del bien.



Qué clase media de mierda somos

al imaginar por un segundo

que nuestros privilegiados ideales

son divina sabiduría y las formas

vagas que se arrodillan a mediodía

en la ciudad no son las nuestras.






2






Viajo por mar a casa

por primera vez en años.

Alguien puntea una guitarra

en la cubierta oscura, mientras una gaviota

sueña al tope del mástil,

las olas salpicadas de luna se regocijan.


Al alba el barco tiembla, gira

en amplio arco hacia atrás,

avanzando estremecido por el estuario gris

más allá del faro y las boyas,

las gradas y el dique seco

donde arde una lámpara desnuda;


y yo piso tierra bajo una fina lluvia

en una ciudad tan cambiada

por cinco años de guerra

que apenas reconozco

los lugares en donde me crié,

las fachadas que intentan explicar.


Pero las colinas son aún las mismas

gris-azuladas sobre Belfast.

Tal vez si me hubiera quedado

y vivido bomba tras bomba

hubiera sido adulto al fin

y aprendido qué quiere decir hogar.







Afterlives






for James Simmons






1






I wake in a dark flat
To the soft roar of the world.
Pigeons neck on the white
Roofs as I draw the curtains
And look out over London
Rain-fresh in the morning light.





This is our element, the bright

Reason on which we rely

For the long-term solutions.

The orators yap, and guns

Go off in a back street;

But the faith doesn’t die






That in our time these things

Will amaze the literate children

In their non-sectarian schools

And the dark places be

Ablaze with love and poetry

When the power of good prevails.




What middle-class shits we are

To imagine for one second

That our privileged ideals

Are divine wisdom, and the dim

Forms that kneel at noon

In the city not ourselves.







2






I am going home by sea

For the first time in years.

Somebody thumbs a guitar

On the dark deck, while a gull

Dreams at the masthead,

The moon-splashed waves exult.


At dawn the ship trembles, turns

In a wide arc to back

Shuddering up the grey lough

Past lightship and buoy,

Slipway and dry dock

Where a naked bulb burns;


And I step ashore in a fine rain

To a city so changed

By five years of war

I scarcely recognize

The places I grew up in,

The faces that try to explain.


But the hills are still the same

Grey-blue above Belfast.

Perhaps if I’d stayed behind

And lived it bomb by bomb

I might have grown up at last

And learnt what is meant by home.











Otros poemas de Derek Mahonaquí

Traducción: Adam Gai

Imagen: The Irish Times





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Un poema inédito de Alejandro Schmidt

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Alejandro Schmidt


No  alcanza


De reojo veo la Biblia en la mesa de luz
La Biblia que tuve 28 años en un cajón del escritorio del laburo en un corral de infancia
anotada rayada manchada 
Se oyen pasos y toses en el pasillo del hotel
fumo
Pienso en el tándem
King Koontz Straub Barker Connolly...
En las fotos y documentos de mi padre
En una peras que vi ayer y parecían tan ricas a mediodía bajo el sol y no las pude comprar
y a tu piedad la piedad de cualquiera tampoco

Pienso en todo lo que conocí sin conocer
En los mundos no vistos
En sentimientos tambien desconocidos
En un bar nuevo donde fui ayer con un amigo que me hablaba de las editoriales españolas de reportajes de errores
está al fondo de una galería oscura casi toda desalquilada
es linda
más triste que el adiós y más cómoda

La mayoría de los 70 libros que escribí los escribí porque no encontraba que más hacer
había más
pero no lo encontraba
Es un pecado

El año pasado
Por lo menos no pasaba frío
y podía comprar todas las manzanas y libros que se me ocurrieran
pero estaba triste no como ahora que estoy triste y me tengo con algunos hilitos del cielo de los tontos

escucho un montón de gente que carece de relaciones con el infierno y los desiertos suaves

un gorrioncito y su mendrugo sienten más

rápido rápido se les mueve el pecho a estos pajaritos que están por todo todo el mundo
los griegos le decían psicopompos que llevaban y traían las almas
cualquier cosa decían los griegos

En este pedacito de mesa donde escribo hay una botella de agua oxigenada cuadernos libros carpetas algodón tarjetas medias programas de cine aromatizadores textiles
bolsas

Hace un mes más o menos encontré un libro de Rimbaud tirado en la vereda
era de nochecita

La vida no alcanza
Amarte no alcanza

Cada uno con sus broches sus manchas
la harina de su memoria
y el hoy
como un león
como un león

te das cuenta y ya como que el sol se va
nada le importa
y claro
es el sol

No
La vida no alcanza




Otros poemas de Alejandro Schmidtaquí

Imagen: Julio César Audisio

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Dos poemas de Oulaya Drissi El Bouzaidi

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¿Y si te presto un remo?



(…) Mi padre era campesino

en su tierra criaba sonrisas.
Antes
me dejó sonriendo a los ángeles
y me encerró en su tumba.
No soy feliz
es que
solo sonrío
para que me reconozca
mi padre quien me trajo al mundo…
y cada mañana riego la albahaca del balcón
con lágrimas que escondí para otro viaje
remiendo mis medias que
en mis viejos años sangraron
y cada vez que volvía al bar
bebía media copa
para molestar mis tristezas
que vienen apresuradas…
Y si te presto un remo
viejo
¿Curarás mi tristeza perdida
en las frustraciones de los exilios?
¿Llevarás mi cansancio
A bordo de los cadáveres?
¿Hundirás mi pesar
en la sal del mar?
¿ Recorrerás el camino
hacia la muerte?
Oh sombra
si te presto un remo
viejo
¿podré velar? (…)





¿Por qué no vienes?



(…) En mi viejo espejo

quería ser mar
pero mis olas estaban en un funeral.
Quería ser árbol
pero mis hojas cita tenían con los vientos.
quería ser montaña
pero mi espalda al descubierto estaba
quería ser tierra
pero mi lluvia caía
quería ser sombra
pero el humo estaba de pelea
quería ser pájaro
pero el bosque estaba de caza
quería ser tortuga
pero mi espalda estaba de guerra
quería ser rana
pero mi croar en el cielo estaba
quería ser flor
pero mi fragancia lo impidió
quería ser luz
pero mi lobreguez estaba en una discoteca
quería ser camino
pero mi memoria estaba confundida
quería ser diablo
pero mi abuela me perseguía
quería ser diosa
pero mi madre me cubría cuando dormía
quería no ser Yo

pero mi padre al mundo
me trajo…



ماذا لو سلفتك مجدافا؟



أبِي كَانَ فَلّاحًا
عَلَى أَرضِه يُربِّي البَسَمَات.

فِي حَيَاة سَابقَة
ترَكنَي أضْحَكُ للمَلائِكة
وَأغْلَق قبْرَهُ عليَّ.أنا لَسْتُ سَعِيدَة
كلّ مَا فِي الأمر
أنّني أبْتَسم
حَتّى يَتعَرّفنِي
أبِي الذِي أنْجَبَنِي

وًكلّ صَبَاح أَرشُّ حَبَق الشُرفَة
بدُمُوع خَبّأتُهَا لِرَحِيل جَدِيد
أُرقعُ جوَارِبِي التي
نَزَفَتْ فِي سَنواتِي القَديمَة
وَكُلّما عُدْتُ إلى الحَانة
شَرِبْتُ نِصْفَ كَأْس
لأزْعِجَ أحْزانِي
التي تَأتي مُسْرِعَة….

مَاذا لوْ سَلّفْتُك مِجْدَافًا
قَدِيمًا
هلْ تُسعِف حُزنيَ الـمُشَرّدَ
عَلَى خَيبَاتِ الـمَنَافِي؟
هَل تنقل تَعَبِي
عَلى ظَهْر الجُثَث؟
هَل تُغْرِقُ هَمّي
فِي مِلْح البَحْر؟
هَل تَطْوي الطرِيقَ
إلَى الـمَوْت؟
لوْ سَلّفْتُكَ مِجدَافا
قَدِيمًا

أيّها الظِّلّ
هَل يـُمْكننِي السّهر؟


لم لا تأتي ؟



في مرآتي السابقة

كنت أنوي أن أصير بحرا
لكن أمواجي كانت في مأتم .
كنت أنوي أن أصير شجرة
لكن أوراقي خرجت في موعد مع الرياح .
كنت أنوي أن أصير جبلا
لكن ظهري كان في العراء
كنت أنوي أن أصير ترابا
لكن مطري كان ينزل
كنت أنوي أن أصير ظلا
لكن الدخان كان في العراك
كنت أنوي أن أصير عصفورة
لكن الغابة كانت في الصيد
كنت أنوي أن أصير سلحفاة
لكن ظهري كان في الحرب
كنت أنوي أن أصير ضفدعة
لكن نقيقي كان في السماء
كنت أنوي أن أصير وردة
لكن عطري كان واقفا
كنت أنوي أن أصير ضوءً
لكن عتمتي كانت في (علبة ليلية )
كنت أنوي أن أصير طريقا
لكن ذاكرتي كانت في حيرة
كنت أنوي أن أصير شيطانا
لكن جدتي كانت تتبعني
كنت أنوي أن أصير إلهة
لكن والدتي كانت تغطيني في النوم
كنت أنوي ألا أصير أنا
لكن أبي أنجبني...



Oulaya Drissi El BouzadiOulaya Drissi El Bouzaidi (Taounat, Marruecos)
Traducción: Rajae Dakir
Enlace: http://festivalpoesiabsas.com.ar/wordpress/?team=oulaya-el-idrissi-el-bouzidi

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Kenneth Rexroth: Anteojos de color rosa

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[The City Lights in North Dakota Conference, in Grand Forks, North Dakota, sponsored by the UND English Department, was the first of many Beat related conferences recognizing the cultural importance of the Beats. Clockwise from top left: Michael McClure,Gregory Corso, Miriam Patchen, Kenneth Rexroth, Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, Peter Orlovsky, Gary Snyder, Janie McClure, Shig Murao, Curator (name unknown - female), Joanne McClure Curator (name unknown - male),  March 18, 1974. - Photo by D.Sorensen ]

Anteojos de color rosa



Diez años, y todavía está en la Radio.
La vie en rose
Se derrama desde una docena de ventanas
En el canal. Una mujer
Y su hijo en una barcaza
De verduras la cantan.
Un hombre, limpiando
La proa de su góndola,
La canta mientras su perro mueve la cola.
Los chicos jugando a la rayuela la cantan.
Ropa a medio lavar cuelga sobre las cabezas.
Flota basura en el estrecho canal.
Más radios se suman.
A través
Del canal, detrás de las ventanas enrejadas
De la Cárcel de Mujeres, un centenar
De puras voces de carteristas
Y prostitutas comienza a cantarla.
Es como estar en la iglesia.
El próximo número es
Ciao, ciao, bambina.


Rose Colored Glasses


Ten years, and it’s still on the Radio.
La vie en rose
Spills out of a dozen windows
Onto the canal.
A woman
And her son in a vegetable
Barge sing it.
A man polishing
The prow of his gondola
Sings it while his dog wags its tail.
Children playing hopscotch sing it.
Grimy half washed clothes hang overhead.
Garbage floats in the narrow canal.
More radios join in.
Across
The canal, beyond the iron windows
Of the Women’s Prison, a hundred
Pure voices of pickpockets
And prostitutes start to sing it.
It is just like being in church.
The next number is Ciao, ciao, bambina.



Fuente: https://campodemaniobras.blogspot.com/2011/02/kenneth-rexroth-la-vida-color-de-rosa.html Traducción: Jorge Aulicino
Enlaces:
http://files.bibliotecadepoesiacontemporanea.webnode.es/200000152-d5c0fd6403/Kenneth%20Rexroth.pdf
http://el-placard.blogspot.com/2016/08/poemas-de-kenneth-rexroth.html
Otro poema de Kenneth Rexroth, aquí


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El poeta ocasional, segunda época

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Aquí continuamos, con otro cuerpo y la misma alma: https://epo2daepoca.blogspot.com



Francisca Aguirre

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Francisca Aguirre


Desmesura



A Javier Statié



Dijo que no. Y el Tiempo se quedó sin tiempo.

Luego, la vida hizo una pausa

y todo pareció recomponerse

como esos acertijos infantiles

en los que sólo falta una palabra,

una palabra necesaria y rara.

Pero dijo que no. Cerró los labios

y escuchó el gorgoteo de las sílabas

luchando por vivir a la intemperie.

Dijo que no. Y el tiempo oyó el silencio.

Luego, la vida hizo una pausa.

Y todo fue distinto: el dolor fue

más cauto, más sensato,

la lujuria lloró en su madriguera.

Y el tiempo inauguró sus máscaras:

hubo un pequeño espanto en los rincones,

temblaron los espejos agobiados

defendiendo impotentes el azogue.

Los pájaros callaron esa tarde

y la luna brilló blanca y sin manchas.

Ardió la noche como vieja tea

con la absurda avaricia de la muerte,

con su luto distante y pegajoso,

y un rencor resabiado y carcomido

descargó como lluvia en el desierto.

Entonces, sólo entonces,

oyó a su corazón ladrando

y se volvió despacio a los espejos

y los vio tiritar con mucho frío

y pedir compasión desde su escarcha.

Y no supo qué hacer con tanta desmesura:

cerró los labios y escuchó al silencio.





Desde fuera.




Pero Ítaca está dentro, o no se alcanza.

¿Y quién querría descender al fondo

de un silencio más vasto que el océano?

Silencio son sus habitantes,

silencio y ojos hacia el mar.


Desde fuera

las aguas son caminos

desde la playa son sólo frontera.

¿Y quién sería el torpe navegante

que entraría en un puerto sin faro?


Desde fuera, los dioses nos contemplan.


Desde aquí, no hay un pecho

capaz de cobijarlos:

los dioses son palabras; con el silencio, mueren.

¿Alguna vez la isla fue distinta?


Quién lo puede saber desde el aturdimiento.

Sin palabras, sin dioses, Ítaca es sólo el mar.



Francisca Aguirre (1930, Alicante / 2019, Madrid, España)





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