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Channel: El poeta ocasional
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Pier Paolo Pasolini

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Súplica a mi madre





Es difícil decir esto con palabras de hijo
a quien cuyo corazón bien poco me asemejo.

Tu eres la única en el mundo que sabe, de mi corazón,
esto que ha sido siempre, antes que cualquier otro amor.

Por eso he de decirte lo que es horrendo conocer:
es de tu misma gracia de donde nace mi angustia.

Eres insustituible. Por eso está condenada
a la soledad la vida que me diste.

Y no quiero estar solo. Tengo un hambre infinita de amor,
del amor de los cuerpos sin alma.

Porque el alma está en ti, eres tú,
pero tu eres mi madre y tu amor es mi esclavitud:

he pasado la infancia esclavo de este sentido
alto, irremediable, de un compromiso inmenso.

Era el único modo de sentir la vida,
el único color, la única forma: ahora todo ha acabado.

Sobrevivimos: y es la confusión
de una vida renacida fuera de la razón.

Te lo suplico, ay, te lo suplico: no quieras morir.
Estoy aquí, solo, contigo, en un futuro abril.




Otros poemas de Pier Paolo Pasolini, aquí


Catalina Boccardo, un poema inédito

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La telaraña de Lech Majewski*



“La pintura es una condensación de la realidad”*



donde el asta gira dos veces
y el tercer campesino abandona sus tareas

el señor y la señora de la comarca también despiertan al amanecer
la mirada engorda el ganado

un pintor minucioso busca la cruz o su molino

ganarse el pan con sudor
crear una iglesia de pan
y partir la frente con la espina
del Señor
segar el alimento y este es el cuerpo

la rueda convertirnos
la rueda apretar

brueghel el viejo muestra la totalidad del mundo
¿es todavía el mundo? un director realiza entonces una película
y los molinos contra el mismo cuerpo
y para sacar los ojos
cría cuervos

la telaraña se equilibra imperceptible
la perpendicularidad de las maderas
el viento estaquea
hombre en cruz
los sollozos de una mujer
y una veintena de observadores

el tormento hará sus efectos

danos ese pan de cada día




*Cineasta de origen polaco realizó esta película con una metodología particularmente meticulosa, basándose en la pintura “Camino del calvario” de Brueghel El Viejo, del año 1564. Ésta, a su vez, fue una crítica a la brutalidad de las tropas invasoras españolas en Flandes que realizaron una matanza para preservar el catolicismo ante la amenaza protestante. Majewski es también poeta, pintor y videoartista.


Otros poemas de Catalina Boccardo, aquí

De: "Collage" (inédito)
Imagen: Foto de CB



Ko Un

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La vela blanca





Nadie desea la tempestad, ¡esto es cierto!
Y, en cambio tú, blanca vela ahí fuera en el mar,
en lo hondo del corazón esperas que llegue la tempestad.
Porque sólo durante la tempestad
logras estar viva.

Oh, blanca vela paciente y nostálgica en el gran mar azul!
La lucha ha empezado.

Mi mirada no se aparta de ti.

Entre la hierba, bajo mis pies,
incluso una brisa suave es tempestad.





Ko Un (1933, Gunsan, Corea del Sur) 

Traducción:  Vincenza D'Urso y Clara Janés
Fuente: http://adamar.org/ivepoca/node/96
Imagen:blogg.nrk.co

Jotaele Andrade

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El regocijo doloroso del amor 
 




¿qué es este brinco 
amada 
en que el corazón ladea 
hacia el abismo? 
  
no puede ser 
la dulce muerte 
porque tu corazón y el mío 
son el colibrí 
aleteante 
y la flor abierta 
  
ni tampoco la súbita maleza 
del espanto 
  
pesa 
amar y ser amado 
  
no la disputa y acaso la pérdida 
y ya no esperarte 
entre las alamedas y el sueño 
en las esquinas 
donde 
enmohece 
la memoria 
  
pesa con su música 
de pájaros enloquecidos 
por la luz 
  
de manos que se multiplican 
y nada toman 
al final del día 
  
mi amor 
mi amor 
  
qué cruel sosiego 
este dolor 
indescriptible 
de lo que está unido 
  
tan intenso como un coagulo de sangre en la nieve 
  
como cuando cantan los ángeles del cielo y del infierno 
al unísono 

 
 
 

En toda catástrofe hay un milagro 




 
mientras cepillaba mis últimos dientes 
y muelas 
  
la podredumbre de las caries y de los besos muertos 
y las palabras 
de amor que no diré nunca 
y las otras 
enraizadas a lo indecible 
  
y la noche afuera era un niño 
frío 
y caído entre las cosas 
  
un cabello sobresalía 
colgado de otro cabello 
  
es lenta la calvicie 
me dije 
  
y lento 
irse cayendo 
entre muelas 
cabellos 
fatigas 
cotidianidades 
  
tomé la hebra 
frágil 
quebradiza 
  
qué modo de irse despojando 
de uno 
pensé 
  
mientras la dejaba caer sobre la blancura del lavabo 
  
fue bajando con una velocidad 
asombrosa 
hacia el mármol 
  
una hebra negra y curvada sobre sí misma 
cayendo verticalmente 
una parte de mí yéndose a estrellar 
  
cayendo 
como un bólido 
hacia un blanco estruendoso 
  
y deteniéndose 
de un modo abrupto 
a unos milímetros del lavabo 
  
podría referir 
las conjeturas 
la búsqueda de razones para semejante espectáculo 
  
pero mi corazón gozaba 
de ver 
aquel cabello 
flotando 
como si hilos invisibles 
lo sostuvieran 
  
oh misterio 
oh dicha de estos oscuros sucesos 
  
para que el poeta diga que en toda catástrofe hay un milagro 

 
 
 
 
Tenebrae factae sunt 
 




no fue una marmota 
malherida 
con que tropezamos 
y muere bajo nuestra mirada adusta 
y desconcertada 
 
no 
aquel día fue como si el mundo estuviera poblado 
sólo 
de marmotas agonizantes  
 
de bocinas estruendosas 
 
fue como si rompieran a pedradas nuestros huesos 
como si los músculos estallaran por un esfuerzo sobrehumano 
 
ominoso es el corazón de lo que amamos 
 
 
ahora 
en la pálida luz de la memoria 
es el carbón de tus días 
quien chisporrotea de pronto 
y enciende 
su íntimo recinto 
 
acaso es la piedad filial que nos reúne nuevamente 
 
acaso he aprendido a amarte 
como a un brazo amputado 
 
a cantarte como se le canta a un niño herido 
para siempre 
en la instancia fúnebre de la noche 
 
 
 
 
 
Perro con  bolsa de desperdicios 




 
y en la acera 
un perro callejero hacía rodar una bolsa de basura 
 
husmeaba un poco y luego 
otra vez 
con su hocico 
hacíale dar otra vuelta 
 
supuse 
con cierta lógica 
que había sido tomado por el espíritu 
de un escarabajo pelotero 
o por el mismo Ra 
de quien cuentan tomó el insecto esa costumbre 
 
los miré intrigado 
alejarse un poco 
bolsa y perro 
rodando 
 
hasta que su pericia 
olfativa 
encontró lo que buscaba 
y se concentró el perro 
en rasgar el nylon 
 
pensé en dios 
en la muerte 
 
pensé 
sobre todo 
en la vida 
 
en estar ahí 
dentro de una bolsa de desperdicios 
mientras hurga 
una boca hambrienta 
 
 
 
 
 
La ganancia de un hombre 





he ganado conmigo 
la reliquia dudosa 
del estremecimiento de la mano rozando el oro de aquello 
que se fuga 
 
y he perdido conmigo la majestuosa corona de la espuma 
arriba de la ola 
la algarabía del bosque y el estruendo de la gota al estrellarse 
 
pocas cosas gana un hombre 
acaso su polvo 
pero ya se ha desvanecido para entonces 
 
ni siquiera la materia en que su historia se escribe 
 
pero tú no saldrás de mi amor 
hasta que el día reviente su caballo 
 
 
 
 
 
Jotaele Andrade (1974, La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina)
 
Le han publicado: 
 
El salto de los antílopes - Editorial El Mono armado, Capital Federal, 2012 
El oleaje del mundo – Editorial Azul, 2013 
Elefantes con anteojos (selección) – Editorial Cartonerita bonita, España, 2013 
Elefantes con anteojos (selección) – Edición de bolsillo, Editorial Morosophos, La Plata, 2013 
La mano del verdugo – Editorial Ediciones de la Eterna, Tucumán, 2014 
Los metales terrestres – Editorial Añosluz, CABA, 2014 
 
Ha coordinado diversos ciclos de lecturas y talleres de poesía. 
Coordina el Festival Internacional y Acampada poética de la Ciudad de Azul.  

Imagen: Facebook de JA

Gwendolyn MacEwen

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La luz del sol en la esquina de Sherbourne y Bloor





Ya muy tarde mi bicicleta me lleva a través de la ciudad.
Me pregunto como nosotros
amoldamos nuestras vidas, estos desórdenes brillantes,
estos finos errores inspirados cuando – Mira –

El futuro está totalmente implícito en el presente,
el presente es el resultado lógico

De todos los puntos en el pasado y ese edificio al cruzar la calle

su construcción que viene desde Siempre.
Todo lo que hacemos hoy contiene las semillas de su propia transformación.
El puente yace sobre la quebrada honda.

Algo me dice: Nunca harás nada más vital, más
profundo, más perfecto o más necesario que

lo que estás haciendo en estos momentos.

Hoy ha sido Viernes, ese era su nombre – Viernes – y
la luz del sol en Sherbourne y Bloor complementa la ciudad.





El Parque: veinte años más tarde





No es el mismo parque, pero podría serlo.

Es Christie Pits al fin del verano,

la tristeza colosal del fin del verano.

Otra arena, otro coliseo,

atletas diferentes con su esbeltez poderosa,

diferentes corredores con su fuerza esbelta.

sentada en la grama reverdecida y lujosa comtemplo

estos espléndidos jugadores al fin de su juego.





Gwendolyn MacEwen (1941 / 1987, Toronto, Canadá)

Imagen: www.thecanadianenciclopedy.ca


Sunlight at Sherbourne and Bloor


Late afternoon my bike takes me across the city. I wonder how we

fashion our lives, these brilliant disorders, these fine, inspired errors when

– look – the future is utterly implicit in the present, the present is the logical outcome


Of all points in the past, and that building going up across the

street has been going up forever. Everything we do now contains the

seeds of its own unfolding.  The bridge eases over the deep ravine.


Something tells me:

You will never do anything more vital, more profound, more perfect or more

Necessary than what you are doing right now.

Today has been Friday, that was its name – Friday – and  the


Sunlight at Sherbourne and Bloor completes the city.





The Park: twenty years later



It’s not the same park, but it may as well be.

It’s Christie Pits at the end of summer,
The colossal sadness of the end of summer.
Another arena, another colosseum,
Different athletes and their mighty slenderness,
Different runners with their slender might.
I sit on the extravagant overgreen grass and watch
These splendid players at the end of their game.




Antonio Machado

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Canto XXV

[A un olmo seco]





Al olmo viejo, hendido por el rayo 
y en su mitad podrido, 
con las lluvias de abril y el sol de mayo, 
algunas hojas verdes le han salido. 
¡El olmo centenario en la colina 
que lame el Duero! Un musgo amarillento 
le mancha la corteza blanquecina 
al tronco carcomido y polvoriento. 
No será, cual los álamos cantores 
que guardan el camino y la ribera, 
habitado de pardos ruiseñores. 
Ejército de hormigas en hilera 
va trepando por él, y en sus entrañas 
urden sus telas grises las arañas. 
Antes que te derribe, olmo del Duero, 
con su hacha el leñador, y el carpintero 
te convierta en melena de campana, 
lanza de carro o yugo de carreta; 
antes que rojo en el hogar, mañana, 
ardas de alguna mísera caseta, 
al borde de un camino; 
antes que te descuaje un torbellino 
y tronche el soplo de las sierras blancas; 
antes que el río hasta la mar te empuje 
por valles y barrancas, 
olmo, quiero anotar en mi cartera 
la gracia de tu rama verdecida. 
Mi corazón espera 
también, hacia la luz y hacia la vida, 
otro milagro de la primavera. 




Antonio Machado (1875, Sevilla, España / 1939, Colliure, Francia)

Imagen: www.edu365.cat

Rafael Espinosa

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Me lo dijo en un parque de diversiones...





Me lo dijo en un parque de diversiones un argentino en portugués. El desierto
es una playa de estacionamiento. Desde entonces ha pasado
un tiempo, el suficiente para que hayan muerto varias veces
los rosales. Ahora estoy muerto, creo
y veo llegar al desierto auto tras auto, incluso el mío.
...............Mi entretenimiento y mi tristeza es contarlos,
confuso por perder a menudo la equivalencia entre el número de carrocerías
y las tablas de surf, enfundadas como joyas, que portan sobre el techo.
No se trata de una manía, me parece, ni de reflexiones axiológicas sobre el deporte.
¡Hay tanta felicidad en que sea otra fuerza la que nos mueve, mientras
notamos la diferencia entre la ola azul, una nueva ola azul!
Dos movimientos —el del agua, el de uno dada el agua— que nos conducen
a una soledad extrañamente percibida como un encuentro.
Y se ve que no la puede ocupar un cuerpo sino la omnipresente imagen de otro desplazarse.
...........................En esas cosas pienso, al tiempo que bajan de los autos
y se demoran en hurgar la maletera, atendiendo las sincronizaciones pausadas
de antiguos hábitos de compra en que los resplandores de la cabellera
y los fragmentos de la espalda destierran al infinito la clarividencia
del rostro. Si lo tienen,
no lo sé. Yo tampoco conozco el mío o lo contemplo variando
en las sutiles transiciones atmosféricas donde el desierto pasa de bosque
a playa, según se usen las tablas hawaianas
y el propio desierto, ante la monotonía venturosa de acompañar la rapidez del agua, parezca
un escenario sobrecargado de elementos. A través de parabrisas
puedo escuchar sus voces recordando una vida mejor
en Praga o los pueblos que inunda el Danubio,
arrastrados por sus nombres: Lenka, la que fue
gimnasta, Pável, casado con una Muhvic-Pintar, Arnost.
Y me gustaría decirles, con el timbre del heno,
Lenka, Pável, Arnost, el desierto los ama. 





Rafael Espinosa (1962, Lima, Perú)


Fuente: http://kriller71.blogspot.com.ar/search/label/Rafael%20Espinosa
Imagen: Facebook de RE

Marcelo Díaz lee a Irene Gruss

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El mundo incompleto  





El reverso del mundo plagado de

margaritas
ondulantes, iluminadas. 
El mundo, tal como es, 
difícilmente pueda completar
la llegada a las
ondulantes margaritas. 
¿Quién necesita esas flores
quién se queda en describirlas
tal como están, allá lejos,
quién sabe cómo son esas flores?
¿Y si no son margaritas?
¿Si no se llega
si no se completa el mundo? 



a mi hijo



Irene Gruss (1949, Buenos Aires, Argentina)






Marcelo D.Díaz 1981. Licenciado en Letras. Premio Bienal Arte Joven Universidad Nacional del Litoral. Publicó el libro de poemas “La sombrilla de Wittgenstein” (Cartografías. 2007 Reeditado en el año 2013 por Colectivo Semilla. Bahía Blanca). En el año 2011 publicó el libro “Newton y yo” (editorial Nudista). En el 2014 “El fin del realismo” (Viajero insomne). Y en 2012 publicó el ensayo “La máquina de enunciación K” con editorial EDUVIM. Participó en la antología de jóvenes narradores “Es lo que hay” llevada a cabo por Lilia Lardone en el año 2009 y de la antología “Penúltimos: 33 poetas de Argentina (1965-1985)” selección a cargo de Ezequiel Zaidenwerg (UNAM.2014). Y en el año 2015 editó junto con Patricio Foglia el libro “Los fuegos de Orc: antología de poesía y ciencia ficción argentina” disponible en línea en:
Textos suyos aparecen en las revistas ADN, Veintitrés, No-retornable, Indie Hoy y Ñ.

Joaquín O. Giannuzzi

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La disolución 
 
 




En el centro exacto de la mesa 
una fuente de manzanas y en torno 
tres sillas desiertas. El conjunto 
donde hubo una intención de belleza 
atiende ahora a su propia degradación. 
Nada eterno me rodea. Mi nervio principal 
palpa las primeras señales de un desorden 
incubándose en algún sitio de mi cabeza 
donde se organizaba un final suntuoso 
de acordes musicales alcanzando el cielo. 
Pero mi carne perpleja 
entre objetos condenados y paredes que oscurecen 
gira buscando el fraude 
de una suave anestesia. Juro 
que nunca había apostado a la humillación 
de este dolor de huesos en un cuarto cerrado. 





Otros poemas de Joaquín Giannuzzi, aquí
De: Violín obligado, Libros de Tierra Firme, 1984

Imagen: revistaenie.clarin.com

Marsden Hartley

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Este milímetro





Este milímetro de experiencia sintética
que por un defecto de expresión
algunos por hipocresía llaman Dios
como el águila pescadora sobre la bahía
que inscribe incompletos círculos
temerosa de que esos seres imaginarios
llamados muertos
en el pequeño cementerio sobre la colina
sofocados por las rosas salvajes
levanten una polvorienta ceja y
apostillen: pobre ave
anegada de incompletos círculos mientras
las rosas salvajes nos
sofocaban
todos las hemos probado alguna vez –desde el
cénit del polo norte a los crujientes
bordes de los Orizabas de nuestras
indoctas imaginaciones
hemos aspirado la gardenia y la
magnolia de nuestros débiles orgullos
hemos acariciado los bordes de las piritas
y los bloques de azufre y amatista
en los museos de geología
como el águila pescadora sobre la bahía
como el triángulo de ocas y los
largos desfiles de oscuros patos hacia el
sur de nuestros mustios sueños–
en otras palabras hemos inscrito
con fuerza nuestras insurrecciones y hemos
hallado herrumbre en sus frenos.





Marsden Hartley (1877 / 1943, Maine, Estados Unidos de Norteamérica)
De: The Collected Poems of Marsden Hartley 1904-1943 (edited by Gail R. Scott, foreword by Robert Creeley, Black Sparrow Press, 1987).
Traducción: Mario Domínguez Parra*

Fuente: www.revistakokoro 
Imagen: www.hilobrow.com




This Millimeter



This millimeter of synthetic experience
which because of defect in articulation
some so glibly call, God —
like the fish-hawk above the cove
inscribing uncompleted circles
fearful lest those imaginary beings
called — the dead
in the little cemetery on the hill
smothered with wild roses
should lift a dusty eyebrow and
poor bird
deluged with uncompleted circles as
we ourselves smothered with wild
roses
we have all tried them once — from the
apex of the north pole to the crusty
edges of the Orizabas of our
untutored imaginations
we have sniffed the gardenia and
the magnolia of our faintly conceits
we have stroked the edges of the pyrites
and the blocks of sulphur and amethyst
in geological museums
like the fish-hawk above the cove
like the triangle of geese and the
long parades of dark ducks to the
south of our withered dreams —
in other words we have inscribed
our insurrections acutely and found
them rusty at the brakes.


James Wright

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A winter daybreak above Vence





The night's drifts
Pile up below me and behind my back,
Slide down the hill, rise again, and build
Eerie little dunes on the roof of the house.
In the valley below me,
Miles between me and the town of St.-Jeannet,
The road lamps glow.
They are so cold, they might as well be dark.
Trucks and cars
Cough and drone down there between the golden
Coffins of greenhouses, the startled squawk
Of a rooster claws heavily across
A grove, and drowns.
The gumming snarl of some grouchy dog sounds,
And a man bitterly shifts his broken gears.
True night still hangs on,
Mist cluttered with a racket of its own.

Now on the mountainside,
A little way downhill among turning rucks,
A square takes form in the side of a dim wall.
I hear a bucket rattle or something, tinny,
No other stirring behind the dim face
Of the goatherd's house. I imagine
His goats are still sleeping, dreaming
Of the fresh roses
Beyond the walls of the greenhouse below them.
And of lettuce leaves opening in Tunisia.

I turn, and somehow
Impossibly hovering in the air over everything,
The Mediterranean, nearer to the moon
Than this mountain is, Shines. A voice clearly
Tells me to snap out of it. Galway
Mutters out of the house and up the stone stairs
To start the motor. The moon and the stars
Suddenly flicker out, and the whole mountain
Appears, pale as a shell.

Look, the sea has not fallen and broken
Our heads. How can I feel so warm
Here in the dead center of January? I can
Scarcely believe it, and yet I have to, this is
The only life I have. I get up from the stone.
My body mumbles something unseemly
And follows me. Now we are all sitting here strangely
On top of sunlight. 





Otros poemas de James Wright, aquí

Arena que la vida se llevó

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Anotaciones 


  • Algunos letristas de cualquier género no escriben poemas (aunque lo parezcan), escriben canciones.
  • La lira al rincón de los siglos. Otros juegos, otra Corte de nobles
  • Homero Manzi se anticipó a cualquier clasificación:  "Yo no soy un hombre de letras, escribo letras  para los hombres". 
  • "Sur, paredón y después... Este Homero escribió uno de los mejores versos de la canción de Buenos Aires.
  • Google Analitys me señala que a mi blog lo visitan mayormente personas de la franja de los treinta, cuarenta años. Para ellos, el paredón será  imaginado cubierto de graffitis, de color. Para mí, es inevitablemente gris. 
  • El paredón achata el paisaje, pero el "después" crea la perspectiva, y además, la anima, porque 'después' también denota tiempo.

Sur, de Homero Manzi y Aníbal Troilo




San Juan y Boedo antigua, y todo el cielo,
Pompeya y más allá la inundación.
Tu melena de novia en el recuerdo
y tu nombre flotando en el adiós.
La esquina del herrero, barro y pampa,
tu casa, tu vereda y el zanjón,
y un perfume de yuyos y de alfalfa
que me llena de nuevo el corazón.

Sur,
paredón y después...
Sur,
una luz de almacén...
Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la vidriera
y esperándote.
Ya nunca alumbraré con las estrellas
nuestra marcha sin querellas
por las noches de Pompeya...
Las calles y las lunas suburbanas,
y mi amor y tu ventana
todo ha muerto, ya lo sé...

San Juan y Boedo antiguo, cielo perdido,
Pompeya y al llegar al terraplén,
tus veinte años temblando de cariño
bajo el beso que entonces te robé.
Nostalgias de las cosas que han pasado,
arena que la vida se llevó
pesadumbre de barrios que han cambiado
y amargura del sueño que murió.




Raúl O. Artola

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Recién enamorados, empezamos a practicar con las separaciones. Sabíamos que la vida había cambiado mucho en las últimas décadas. Nos pareció sensato ponernos a tono con la época. Al principio nos costó mucho: no era fácil hacer lo que no deseábamos, pero creíamos que eso favorecería el buen curso de nuestro vínculo. Los reencuentros eran apasionados y angustiosos, porque debíamos planificar la próxima separación. Quizás equivocamos los ritmos y plazos de esos distanciamientos. Al cabo de dos años, estábamos separados sin reencontrarnos. Nuestros conocidos aprobaban que nos hubiéramos adaptado tan bien al espíritu de los nuevos tiempos.


Otros poemas de Raúl O. Artola, aquí
De: "Registros de hora prima", Ediciones La carta de Oliver, 2014

Imagen: bariloche2000.com 

La via del ritorno

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Parafraseando a Louis Aragon, "el grado más alto de la tristeza tanto puede ser..." Un grado bastante alto de absurdo es el tipo vendiendo palos de golf o, en ocasiones, cañas de pescar, entre las filas de los autos detenidos por el semáforo y el tránsito de las seis de la tarde en la Avenida 9 de Julio. Nino Rota enmudece el voceo del vendedor ambulante y Fellini examina pacientemente el hastío en los rostros de los automovilistas. Yo espero un colectivo vacío, con tanto deseo esta vez, como a la dicha.


(Avenida 9 de Julio, "la más ancha del mundo", Buenos Aires)

Paul Auster

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Los murmullos del río, la frescura.
Un resto de aflicción fundiéndose
con lo que aún no tiene nombre.
Estela de la balsa, otoño y fango. Las aguas
de la fuente se agitan y una hebra
de algas
da vueltas sobre el rancio
suero espumoso,
al tiempo que un madero claveteado
pasa dos veces ante ti,
asilo salvador en ojos
limpios al fin de dicha.




Habla de fuego



Te desvías. Te derrumbas.
Te yergues.
Mecido
por el gong de las horas
que golpeó el acebo
doce veces
más callado que tú, algo, puesto
en libertad por alguien,
salva tu nombre del carbón.
Allí te yergues
de nuevo, respirando
en el sol fantasmal
entre hielo y ensueño.
He llegado tan lejos
por ti: la voz
cuyo eco resuena en mí
ya no es la mía.




Paul Auster (1947, Newark, New Jersey, Estados Unidos de Norteamérica)
De: "Poesía completa", Seix Barral, 2012

Fuente: Facebook 'Paseante Libros' / www.lapoesiaalcanza.com
Imagen: www.abc.es



Alicia Genovese

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Retrospectiva 



y empecé a cantar sobre las lejanías desatadas 
                                Vicente Huidobro





autopistas rectas 
                   exhalantes de una pesadez gomosa 
humo de las chimeneas de Baltimore 
            sobre paisajes 
                              que la velocidad mutila 

otro viaje 
             la ausencia 
       como un par de párpados 
un acá un allá 
y la fantasía autobiográfica de las cartas 

cielo abierto sobre este asfalto 
    que se transforma 
    a ventana en Buenos Aires 
             cortada por cables de teléfono 
    el miedo como un vuelo de alguaciles 
                  que anuncian lluvia 
          y chocan contra las paredes 
rodar de neumáticos  perseguidos 
                            devorados 
              en una calle muerta 

la noción de infinito en esta ruta 
               como en un paisaje lunar 
nube enorme 
               encima del camino 
ningún sitio familiar para estos pies 

un agitar de manos como gesto que se  
               metamorfosea 
en el de espantar a una mosca verde 
               detrás del túnel del avión 

experiencias nuevas  
       como músculos bronceados 
               por avisos de publicidad 

el error de creer que los actos 
                       no tienen pasado 
que mi sonrisa a bordo 
es anónima 
         como la mirada ajena la dibuja 

                          geografías superficies 
espacios perfectamente nombrables 
               sobre un tiempo 
         enmarañado por la memoria: 
gaseosa con limón y 
          hamburguesas con ketchup 
en el aeropuerto de llegada 
amigos en un bar 
no saben cómo 
                    volver a hablarse 
afilados dientes en el cansancio 
se lastiman 

nadie habla en el supermercado 
pero es ensordecedor el ruido de 
                       los carritos las botellas las 
              máquinas lectoras de códigos 
y una boca que quiso decir 
pero donde palabras vivían 
                animales abstrusos 

el cuerpo exigido por los frenos 
un pueblito casi igual al anterior 
el mismo Mc Donald's 
             los semáforos 
el paso de cuarta 
                  de segunda 
cambio de planes 
           para el semestre de primavera 
las vacaciones serán de sólo doce días 

nada más que un susto el gatito corre 
                                fuera de la ruta 
pero un pedal al clavarse 
                  detiene el motor 
una crispación de 
            intrusos por debajo de la puerta 
                                           en los pezones 
            papeles tirados al inodoro 
            blancos 
grises  que lo velocidad encima 
           como una masa metálica 

en el tejido inconexo 
el sitio de desgarro 

un cruce roto 
la linealidad se pierde 
verdes que la velocidad esfuma 
                        muy pronto Washington D.C. 

la escritura no vuelve transparente 
un agujero negro 

luces bajas 
la carretera se borra 
           en las líneas marcadas al costado 

dos líneas para aferrarse 
cuando el camino 
                 
desboca su sentido 
el peligro en la imprecisión 
                  de las formas luminosas 






Alicia Genovese (1953, Provincia de Buenos Aires, Argentina)
De: "Anónima", Ediciones Último Reino, 1992)

Imagen: www.poesiaenlaescuela.blogspot.com

Rodolfo Godino

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El mirador o una hora con Google Earth 


[a Pedro, idóneo] 



Atenta a la discusión con el sur 
la línea de casuarinas sigue entera 
moviendo en el cielo 
su apartado sonido; 
faltan las acacias 
blancas y el gran ciruelo; 
la avenida de siempreverdes toca 
con su sombra la torre del agua 
y en el borde del este 
los álamos invasores entraron 
al monte viejo. 
Hay dos zonas 
de arándanos, quizás un plan ilusorio 
de otro enojado con la muerte 
que quiere perdurar en los pequeños 
frutos azulados. 
La casa, pura artesanía 
flotando en la helada distancia, 
no cuenta su historia, sólo dura 
como un propósito quebrado, 
ajena a este ojo aéreo 
y a su poder incomprensible. 





Adopción del gato errante 


[para Kika] 





Llegó, quién sabe desde qué reino. 
Parecía comprender en tu voz 
de madre reciclada 
el tono claro 
del corazón dueño de esta casa 
y adivinar el eje mágico 
que la sostiene y asegura: 
lo dado 
retorna acrecido. 
Lo aceptamos, 
le hicimos lugar. Era blanco; 
la cabeza y la cola, negras. 





Rodolfo Godino (1936, San Francisco, Provincia de Córdoba / 2015, Buenos Aires)
De: "Vista atrás (2010/2015)", Editorial Brujas, 2015

Enlaces:

Fuente: Facebook Pablo Anadón
Imagen: www.lavoz.com.ar

Enrique Solinas traduce a Jane Kenyon

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Notes from the Other Side





I divested myself of despair
and fear when I came here.
Now there is no more catching
one's own eye in the mirror,
there are no bad books, no plastic,
no insurance premiums, and of course
no illness. Contrition
does not exist, nor gnashing
of teeth. No one howls as the first
clod of earth hits the casket.
The poor we no longer have with us.
Our calm hearts strike only the hour,
and God, as promised, proves
to be mercy clothed in light.






Jane Kenyon nació el 23 de mayo de 1947, en Ann Arbor, Michigan, y creció en el Medio Oeste. Obtuvo una licenciatura de la Universidad de Michigan en 1970 y una maestría en 1972. Ese mismo año, se casó con el poeta Kenyon Donald Hall, a quien había conocido mientras estudiaba en la Universidad de Michigan. Con él se trasladó a Águila Pond Farm en Nueva Hampshire. Durante su vida Jane Kenyon publicó cuatro libros de poesía, Constance (1993), Let evening come (1990), The boat of quiet hours (1986), From room to room (1978) y un libro de la traducción, Twenty poems of Anna Ajmátova (1985). En diciembre de 1993 ella y Donald Hall obtuvieron el premio Emmy documental Bill Moyers, "A life togheters." En 1995 Kenyon fue nombrada poeta laureada de New Hampshire; murió más tarde ese año, el 22 de abril, por leucemia. 


De otra manera, Jane Kenyon por Max Vergara Poeti


La obra de Kenyon se levanta sobre su profunda religiosidad individual. Su poesía gira cuando, en un momento de su vida, se da cuenta de su hambre espiritual y su eterna unión con Dios, con el Cosmos. La belleza física de los alrededores de la granja, el Mt. Kearsarge y el Lago Eagle, serían un factor determinante en su obra. La poetisa, que en sus inicios dudaba si acaso podría alguna vez producir un libro de poemas, lo consigue, experimentando por vez primera la sensación de “comunidad” que jamás había sentido, contrastada con la soledad, “y muchas horas que aprovechar, que llenar”, que engendra sus poemas.
La profundidad de la obra poética en De otra manera está en la connivencia entre la soledad y la comunidad. Sumado a esto, la experiencia personal, traducida en “live metaphors”, según la misma Kenyon.
De otra manera reúne 60 poemas, que inicia con su primera antología, De habitación en habitación (1978). “Aquí” es el primer poema que salta a la vista, que canaliza el esfuerzo de la recién llegada a New Hampshire de adaptarse a una nueva vida, dedicada a escribir:
“Tú siempre has pertenecido a este lugar. / Eras uno de los suyos, firme como una roca. / Yo soy la que se preocupa / de si me adapto o no a los muebles / y al paisaje”.
Estos versos son una muestra viva del arte de Kenyon, por su presentación austera, su sencillez y la riqueza de dos o tres detalles extraídos del mundo doméstico y natural. Sobre estos primeros poemas, con un claro “sujeto” poético, Kenyon diría: “Las cosas que advertí de este lugar son todas objeto de mis poemas... Es maravilloso que vivamos aquí entre estas montañas y colinas”

Leer texto competo aquí







Notas desde el Otro Lado





Me despojé a mí misma de la desesperación
y el temor cuando vine aquí.
Ahora ya no hay mirar y encontrarse
el propio ojo en el espejo,
aquí no hay libros malos, no hay plástico,
no hay bonificaciones del seguro, y por supuesto
no hay enfermedad. El arrepentimiento
no existe, ni el crujir
de los dientes. Nadie aúlla mientas el primer
puñado de tierra golpea el ataúd.
Los pobres ya no están con nosotros.
Nuestros corazones tranquilos sólo marcan la hora,
y Dios, como prometió, resulta
ser misericordia vestido de luz.




ENRIQUE SOLINAS nació en Buenos Aires el 11 de Julio de 1969. Desde 1989 colabora con publicaciones de Argentina y del exterior, es docente y forma parte de grupos de investigación (CONICET y SIPLET) en Literatura argentina, Literatura latinoamericana y en Literatura y Mística. Publicó en poesía: Signos Oscuros (1995), El Gruñido (1997), El Lugar del Principio (1998), Jardín en Movimiento (2003), Noche de San Juan (2008), El gruñido y otros poemas (Antología poética, 2011), Corazón Sagrado (2014). En narrativa: La muerte y su conversación (cuentos, 2007). Ha traducido y versionado a numerosos autores, entre ellos a Safo de Lesbos, Horacio, Ovidio, Sharon Olds, Lucielle Clifton, Thomas Merton, Patrick Kavanagh, Roy Campbell, Edward Thomas, Rupert Brooke, R.S. Thomas, Anne Sexton, Sylvia Plath, Jane Kenyon, Crystal Williams, Henri Cole, Ruthven Todd, Li Young-Lee, Alda Merini, Henri Meschonnic, Zhao Lihong, Gu Cheng, etc.
Por su labor literaria obtuvo varios premios, entre ellos, 1er. Premio Nacional Iniciación Bienio 1992/1993, de la Secretaría de Cultura de la Nación, el 1er. Premio Dirección General de Bibliotecas Municipales de Buenos Aires 1993, Mención en los Premios Municipales de la Ciudad de Buenos Aires a la Producción 1994/1995, Subsidio Nacional de Creación de la Fundación Antorchas, Concurso 1997 de Becas y Subsidios para las Artes, el 1er. Premio Estímulo a la Creación año 2000 de la Secretaría de Cultura de la Nación, el 1er. Premio de Cuento Fantástico 2004 de la Fundación Ciudad de Arena y la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, etc. Obtuvo la Beca de Residencia Shanghái Writing Program (2014).
Su obra y forma de parte de antologías nacionales e internacionales, siendo traducido al inglés, al italiano, al griego, al portugués y al chino.
Fue invitado al II Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires (2007), al I Festival de Poesía en el Centro Cultural de la Cooperación (Bs.As, 2009), al IX Festival Internacional de Poesía de Granada (Nicaragua, 2013) y al IV Festival Internacional de Poesía Latinoamericana de Lima (Perú, 2013) y a la XXII Maratón de la Poesía, Teatro de la Luna, Washington DC (USA, 2014).
Actualmente, su actividad incluye la narrativa, la traducción, el periodismo cultural, la crítica literaria y de artes plásticas, y la investigación.


http://elpoetaocasional.blogspot.com.ar/2015/03/enrique-solinas.html


Dorados bordes, dorados rizos de acero

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En una puerta, la hoja de acanto 
glorifica una época 
en el único de tus viajes reconocibles, a lo de Paco, 
entre otros de esta ciudad  
que te es ajena hace décadas. 
Dónde se aloja la leve sonrisa 
cuando giro hacia el Palacio San Martín, 
los árboles esfumados 
y los tótems de pródigos paneles reflexivos 
que multiplican ventanas. 

Desorientados, cero en geografía los dos,
es inhóspito 
el lugar adonde llegamos. 



© Pedro Donangelo 

Los poetas y el trabajo: Stephanie Lenox

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Aceptar este trabajo y a la mierda el poema





Pronto los niños vendrán a casa habiendo aprendido
nuevas obscenidades arrojándoselas el uno al otro
a través de un cul-de-sac, que significa «callejón sin salida,
fondo de la bolsa que es tu cuerpo».
División y subdivisión, cada fin de semana
hay una nueva valla tallada en madera en bruto
que atrae a más avispones, demasiados tubos de viento
a merced del clima. Tu hijo tiene un rompecabezas
en un marco con una pieza perdida
que ubica a diestro y siniestro
tratando de completarlo. Tu perro carece de control
y te saluda tan ferozmente que temes
que un día se acalore y te muerda la cara.
¿Pensaste qué otra forma de vida era posible?
Siéntate, tienes espaguetis de nuevo, y sí,
debes terminarlos. Hay días en que eres el mejor humano
humanamente posible. Y luego están todos los demás.
Si fracasas dirás que es una oportunidad,
en tu próxima entrevista. Como la ventana abierta por la que voló el pájaro
fue una oportunidad para el perezoso gato doméstico.
Quieres gritar, ¡Por tu culpa estoy arruinado!
No has dormido bien esta última década.
En la oficina, hay un pastel que dice Adiós.
Está adornado con rosas glaseadas
y sería una pena no compartirlo.
Un compañero de trabajo, confiesa: Sólo la primera y la última
semana te tienen en cuenta.
Ellos, la dirección, te entregan una notificación
y una pluma grabada, sonriendo.
Estás más cerca de la última semana de tu vida
que de la primera, así que vociferar desnudo en una habitación atestada
ahora sería poco apropiado.
Tu jefe te lo dijo una vez: ¿Tú no piensas nunca?
Y tú pensaste, tendré mi venganza,
no como los otros. Me jubilaré
no sabré más de estos hijas e hijos
de puta. No tiene sentido explicar
a un escarabajo lo que significa ser tú,
para obtener tu puesto, para sentir la electricidad
que asoma en las articulaciones cada vez que te levantas de la cama.
El sol se pone y todo el mundo se encamina a
salas de estar independientes para ver diferentes espectáculos.
Con semejantes luces intermitentes, podrías pensar
que tenemos algo en común. Oh, pero disimulamos.
El jefe es el mismo en todas partes y para todos,
un gilipollas con traje negro, sosteniendo un pastel flameado,
acercándose cada vez más, y más allá de eso, la puerta.





Versión: Carlos Acosta
  
Fuente: https://carlosalcorta.wordpress.com/2015/04/24/stephanie-lenox-aceptar-este-trabajo-y-a-la-mierda-el-poema/
Imagen: www.fertilessource.com

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